El funcionario detalló que los incentivos se aplicarían a empresas de cualquier país interesado en invertir en la nación, incluida China.
México no sería un "trampolín" para que China ingrese a Estados Unidos, subrayó.
Un documento interno del gobierno al que tuvo acceso Reuters, México habría comenzado a trabajar con empresas como el fabricante de productos electrónicos Foxconn 2317.TW, el de chips Intel INTC.O, los de automóviles General Motors GM.N y Stellantis STLAM.MI, y la firma de logística DHL DHLn.DE para identificar productos que puedan manufacturarse a nivel local en lugar de en Asia.
Según el documento, México busca sustituir importaciones de China, Malasia, Vietnam y Taiwán.
Gutiérrez declinó realizar comentarios sobre las empresas mencionadas en el documento.
La postura hacia las firmas automotrices chinas marca un posible cambio respecto del gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Reuters informó en abril que funcionarios habían dicho que no darían incentivos locales, como terrenos públicos de bajo costo o recortes de impuestos, a fabricantes de vehículos chinos por presión de Estados Unidos.
Un representante de la embajada estadounidense en México se negó a hacer comentarios para esta historia.
Además, la administración de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, está considerando cuidadosamente las políticas de Washington y Ottawa hacia China, con el fin de estar más alineada para abordar las posibles prácticas comerciales desleales de Pekín antes de una revisión programada del tratado comercial de Norteamérica, T-MEC.
"La presión que tenemos (...) la pregunta es qué vamos a hacer con China ante algunas prácticas que en ocasiones parecieran ser desleales", señaló Rosendo.
"Estamos analizando esas prácticas para homologar lo que está haciendo Estados Unidos y Canadá con la inversión china o con las importaciones chinas", agregó.
Las importaciones de acero fueron un ejemplo, dijo Rosendo, refiriéndose a los esfuerzos de los socios comerciales para luchar contra la elusión de los aranceles estadounidenses sobre el acero por parte de China y otros países que envían productos a través de México.
México seguiría priorizando a Estados Unidos y Canadá debido al TMEC, establecido entre los tres socios, pero para la segunda mayor economía de América Latina eso no implica "romper con China" o "negarles inversiones en México", apuntó Gutiérrez.
Los comentarios del subsecretario se producen después de que el candidato presidencial republicano Donald Trump advirtiera que impondría nuevos aranceles para evitar que los fabricantes de automóviles chinos produzcan vehículos en México y los exporten a Estados Unidos.
Las encuestas muestran que Trump y la candidata demócrata Kamala Harris están enfrascados en una reñida carrera hacia las elecciones del 5 de noviembre, y se espera que el resultado se decida por márgenes estrechos en los estados en disputa.
México está preparado para trabajar con cualquiera de los candidatos y no ve una gran diferencia en la relación comercial con Trump o Harris, aseguró Rosendo.
"Nosotros entendemos que hay un tema de seguridad nacional y Estados Unidos tendrá que entender que también nuestras discusiones son discusiones por mantener la soberanía mexicana", indicó.
Sheinbaum y su nuevo gabinete estaban trabajando para calmar a los inversores foráneos -como intentaron hacer durante una cumbre de alto nivel la semana pasada- y convencerlos de que México sigue siendo una apuesta segura para nuevos negocios después de que una controvertida reforma judicial asustara a los mercados y asestara un golpe a la moneda local, el peso.
A pesar del nerviosismo financiero, ninguna empresa había decidido retirar sus inversiones de México, sostuvo Rosendo. "Sinceramente no he escuchado que haya una empresa que se vaya porque le dé miedo de invertir aquí. A mí ni una sola (me lo ha dicho)", afirmó.