El primer golpe provocó temor . Wall Street registró una caída de hasta 10%. Los analistas encendieron las alertas. Pero, con el paso del tiempo, el temor cedió ante un patrón familiar.
El fenómeno “Trump Always Chickens Out” (TACO) apareció en escena. Este acrónimo burlesco, acuñado por expertos financieros, señala la costumbre de Trump de anunciar aranceles agresivos y luego recular. Lanza una amenaza, espera reacciones y abre una ventana de tiempo para negociar. Así ocurrió en abril. Así repite en julio. Los mercados ya no reaccionan con pánico, sino con escepticismo.
El plazo para imponer aranceles venció. No llegó la sanción. Trump fijó un nuevo límite: 1 de agosto . Otro reloj de arena. Otra pausa sin resultado tangible. La expectativa apunta a más acuerdos marginales y más anuncios espectaculares que terminan sin impacto real.
Mientras tanto, su aprobación se desploma. La encuesta más reciente de The Economist y YouGov muestra un índice neto de -14%, el punto más bajo de lo que lleva su administración. Más de la mitad del país reprueba su gestión. Solo 41% lo aprueba. El índice neto mide la diferencia entre quienes lo respaldan y quienes lo rechazan. En este caso, el saldo es negativo.
El golpe es más profundo en el terreno que le dio la victoria: la economía. Trump ganó con la promesa de domar la inflación, que con Joe Biden llegó a tocar 8%. Ahora, 58% desaprueba su manejo de la inflación y costo de vida. Otro 56% lo reprueba por su política arancelaria, indica un informe de Navigator Research.
Los votantes lo consideraron más capaz que Kamala Harris en materia económica. Pero la confianza comienza a resquebrajarse. La inflación subió 2.7% en junio, con un efecto de los aranceles. Superó el nivel de mayo y las expectativas. La Reserva Federal decidió mantener las tasas de interés. El costo de vida no cede.
La política arancelaria avanza sin lógica clara. Trump elevó los aranceles de castigo a productos vinculados al fentanilo. En otros casos, como los recíprocos, los redujo un poco. La medida más insólita fue contra Brasil. Sin ser amenaza comercial, recibió un arancel de 50%. La razón: una represalia por el juicio contra Jair Bolsonaro.
México y Canadá, sus principales socios comerciales, pagarán aranceles de 30% y 35% , respectivamente. Sin embargo, se prevé que las excepciones para productos que cumplan con las reglas del T-MEC se mantegan. Esto protegerá sectores clave como el automotriz. Pero la señal es clara: ningún socio queda exento del juego de presión.
Trump logró acuerdos con algunos países. Con Vietnam, redujo aranceles del 46% al 20%. Con Reino Unido, otorgó cuotas agrícolas a cambio de cuotas menores para autos y partes aeronáuticas. Con Indonesia, negoció un arancel del 19% y compras de energía, alimentos y aviones Boeing. Con China, firmó una tregua de noventa días y reducciones sobre productos estratégicos.
La falta de acuerdos pone en duda cualquier influencia y sugiere que los socios comerciales dudan en firmar términos que podrían empeorar su situación respecto a la de hace unos meses. Los primeros acuerdos comerciales demuestran por qué otros países negociadores podrían pensar así, indica un análisis del Consejo de Relaciones Exteriores.
Los socios comerciales presionan por una relación económica predecible y duradera. La Casa Blanca, en cambio, prolonga la incertidumbre con la esperanza de arrancar mayores concesiones en el futuro.
Los mercados escépticos
Rafael Rodríguez, estratega de Vanguard, señaló que el cambio en política pública no se veía desde hace un siglo. Los mercados reaccionaron con violencia al “Día de la Liberación”. Pero, conforme Trump alargó plazos, otorgó exenciones y abrió conversaciones, el pánico cedió.
La tarifa efectiva sobre China cayó de 145% a 30%. El S&P 500 ahora muestra un rendimiento positivo de 6.66% en el año. El “índice del miedo” VIX acumula una pérdida de 3.9%.
La volatilidad se reduce. La frase TACO toma fuerza. Los inversionistas ya no creen en las amenazas. Vanguard revisó al alza su pronóstico de crecimiento para Estados Unidos, ahora con una expansión estimada de 1.5% para 2025. La expectativa de recesión global cayó. En abril, 49% de los gestores de fondos esperaban una recesión. En junio, solo 13% mantenía ese temor.
Los activos mexicanos también repuntan. Las Fibras suben 21.5% en lo que va del año. El índice IPC de la Bolsa Mexicana acumula 14.36%. Luis Gonzali, de Franklin Templeton, explicó que los acuerdos con China y Reino Unido redujeron la tasa efectiva de los aranceles, de 25% en abril a 13% actualmente.
Sin embargo, la guerra comercial sigue como el mayor riesgo para una recesión, según 47% de los encuestados por Bank of America. Pero en abril, esa cifra era del 80%.
Para algunos expertos, el 1 de agosto marca un punto de inflexión. Josh Lipsky, del Atlantic Council, advierte que Trump ya firmó su paquete fiscal y nacional . Ya no teme irritar a congresistas con intereses agrícolas. Puede avanzar con decisiones impopulares. La fecha límite no refleja una apuesta. Refleja una intención firme.
Trump se toma los aranceles con más seriedad de lo que creen los mercados. Tras anunciar una pausa de 90 días el 9 de abril, los mercados creyeron que estaba en una fase de reducción gradual. Pero lo que el lunes demostró es que los 90 días fueron, en realidad, una verdadera pausa, y ahora está redoblando la apuesta por los aranceles
Josh Lipsky, del Atlantic Council.
Sin embargo, para muchos la estrategia comercial de Trump deja un saldo ambiguo. Cambió el discurso, no las reglas. Los déficits comerciales persisten. La industria nacional no florece. El consumidor paga más, la inflación repunta. Y la reputación del republicano se debilita.