El emprendedor que dejó la banca para enseñar programación
Como hijo de maestros y empresarios del sector educativo en su natal Puerto Rico, Ariel Quiñones conoció pronto los entresijos del negocio. Egresado de Harvard, gestionó por cinco años compras y fusiones de empresas como banquero de inversión para Credit Suisse, hasta que su deseo de emprender lo llevó a estudiar la maestría en la Escuela de Negocios de Wharton, donde a los pocos días conoció a su futuro socio, el español Gonzalo Manrique. Juntos lanzaron en 2013, en Madrid, Ironhack, un bootcamp de cursos de programación y diseño.
Quiñones cuenta que plasmó el tipo de negocio que deseaba emprender en su ensayo para entrar a Wharton. Sabía que la rigidez de las escuelas tradicionales les impedía cubrir el déficit de talento de empresas tecnológicas. Manrique, por su parte, lo puso al tanto del desempleo que en 2012 tocó niveles históricos en España y del déficit de talento en tecnología que había en ese país.
En el entorno empresarial, los bootcamp son programas de capacitación especializada en un ambiente libre de distracciones, a fin de llevarlas a la práctica de forma rápida. A pesar de carecer de validez oficial, las empresas reclutan a los egresados de estos cursos por la rapidez de su formación y la calidad de sus conocimientos.
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“La demanda es tan alta que no se exige a los programadores títulos universitarios. Las compañías buscan jóvenes dispuestos a pivotear al ritmo que va la tecnología” explica Gabriela Rocha, directora ejecutiva en México de Laboratoria, que ofrece bootcamp a mujeres para fomentar su crecimiento en el sector tecnológico. Con 150 egresadas tiene una tasa de inserción de 80%.
Course Report, plataforma que analiza el mercado de los bootcamp de programación y enlista a las mejores empresas del sector, señala que de 2012 a 2017 el número de egresados en Estados Unidos se incrementó por diez. El año pasado, se graduaron en ese país 23,000 desarrolladores y el valor de la industria alcanza los 260 millones de dólares.
Quiñones y Manrique ofrecieron talleres presenciales de Java script y diseño de interfaces y experiencia de usurio, de nueve semanas a tiempo completo (más de 360 horas) y parcial. Se apoyan cursos en línea para complementar conocimientos básicos. En 2014 abrieron instalaciones en Barcelona y, un año despúes, en París y Miami. Y en enero acaban de iniciar operaciones en la Ciudad de México.
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Los emprendedores levantaron en 2017 una ronda de inversión por 3 millones de dólares liderada por el fondo español JME Venture Capital, que inyectó más de la mitad del capital. El resto fueron inversionistas ángeles, comenta José María Hernanz, asociado de JME Venture Capital y para quien los bootcamp da oportunidad a muchos jóvenes de complementar sus estudios universitarios o tener un trabajo especializado bien remunerado, sin necesidad de cursar la educación superior.
En cuatro años, mil personas han egresado de Ironhack. Los cursos rondan los 8,000 dólares en Europa y 10,000 en Estados Unidos. En México, donde IDC prevé un déficit de 148,000 profesionales tecnológicos, su costo es de 70,000 pesos. El empresario de 33 años explica que para evitar que el precio sea una barrera, se apoyan en Quotanda, una plataforma financiera estudiantil, que permite pagar en 36 mensualidades de 2,300 pesos.
“En México, un programador junior gana 30,000 pesos al mes. Pagar una couta de 2,300 pesos mensuales es razonable”, considera Quiñones. La empresa cuenta con 60 empleados y 70 colaboradores, tiene cinco instalaciones físicas y una más en construcción.
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El emprendedor no revela datos sobre su facturación, pero afirma que su crecimiento ha sido de 100% anual. En 2017 se graduaron de sus cursos 600 alumnos y estima que este año la cifra se duplique y la tasa de inserción aumente de 80% a 95%.
Para ello, el prestigio de la marca Ironhack será fundamental. La mayoría de sus estudiantes llegan referidos por exalumnos. Además, el sitio Switchup.org, creado Jonathan Lau, fundador de Course Report, coloca a Ironhack como el tercer mejor bootcamp en un listado que abarca los 40 programas de mayor calidad en el mundo.
El reto de Ironhack “es seguir haciendo lo que ya hace, que es ofrecer cursos con niveles muy altos de calidad y que ayude a la gente a conseguir trabajo relativamente rápido”, comenta por último José María Hernanz, quien forma parte del consejo de la compañía.