Hay más de 1,000 permisos para importar combustibles, ¿por qué no se usan?
Las empresas cuentan con más de 1,000 permisos para importar gasolinas, diésel y turbosina, como fruto de la apertura a la compra por parte de privados que se dio en 2016. “Al 23 de agosto de 2018, se encuentran vigentes un total de 1,068 permisos de importación de petrolíferos, de los cuales 542 corresponden a diésel, 440 de gasolinas y 86 de turbosina”, según información de la Secretaría de Energía (Sener).
Sin embargo, a la fecha, apenas un puñado de firmas ha hecho uso de este derecho.
Andeavor (antes llamada Tesoro) es una de ellas: ha logrado realizar importaciones hacia México gracias a que ganó una de las licitaciones que lanzó Pemex para permitir que privados usaran su capacidad ociosa en los ductos y las terminales de Baja California y Sonora.
Además, el gigante estadounidense ExxonMobil ha construido una pequeña red que le permite traer combustibles desde Estados Unidos, y transportarlos por tren hacia la región del Bajío. La firma Koch Supply & Trading también se suma a las que han realizado importaciones. Y los episodios de desabasto de este año impulsaron a otras firmas, como la francesa Total, a buscar la forma de traer combustibles sin la intervención de Pemex.
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Pero todos estos esfuerzos suman solo unas gotas de combustible, en comparación a las necesidades del consumo interno del país. A septiembre de 2018, las importaciones de privados representaron apenas el 7% del total de compras al extranjero de gasolinas , mientras que Pemex hizo el restante 93%, según datos de la Sener. En el caso del diésel, las empresas trajeron el 26% del total de importaciones.
La mayoría de los permisos otorgados nunca se han usado, e incluso algunos caducaron desde que se abrió la ventana en 2016. La inseguridad del país, el ataque constante a la infraestructura de Pemex y la falta de rutas alternas a las construidas por la petrolera nacional para importar desincentivan a las compañías, explicaron analistas del sector.
“Los inversionistas necesitan saber si van a operar bajo condiciones seguras, y que el barril que interne al país va a salir completo del otro lado”, dice Ixchel Castro, analista de la consultora Wood Mackenzie.
Otra de las razones es que la única infraestructura capaz de mover grandes cantidades de combustibles pertenece a Pemex, y la compañía ha fallado a la hora de atraer a las firmas para que contraten parte de la capacidad excedente que tiene en sus ductos y terminales de almacenamiento, señala Thomas E. Heather, asociado senior del despacho González Calvillo.
El tren se ha convertido en una opción para aumentar las cantidades importadas, y algunas firmas privadas ya han logrado instalar carro-tanques para traer gasolina al Bajío a través del sistema ferroviario. Pero apenas el 4% de los combustibles se transportaron por este medio en 2014, mientras que el 76% fue por ductos, la vía más económica para hacerlo.
Y es que los ductos de Pemex se han visto torpedeados por las tomas clandestinas, que en octubre del año pasado alcanzaron un nuevo récord histórico.
Ante esto, los privados han logrado sacar adelante algunos proyectos para el almacenaje de combustibles. Ya se encuentra en marcha al menos la construcción de un ducto para ampliar la conexión entre el puerto de Tuxpan, donde llega el 33% de las importaciones, con el centro del país.
“Lo que me gustaría ver, al salir de esta crisis, es obviamente el reconocimiento de que, si bien las acciones de Pemex son importantes, ellos no pueden solos, que necesitan a los privados para tener una estructura de suministro de refinados menos vulnerable”, comenta Castro.