Entonces, ¿hubo o no hubo desabasto de gasolina?
Las reservas de gasolina tocaron fondo durante la última semana de 2018 y la primera de 2019, justo cuando se echó a andar la estrategia de la nueva administración para frenar el robo de combustibles. El cierre de algunos ductos clave provocó desabasto intermitente en varios estados, que vivieron escenas de largas filas de autos en las estaciones, en espera de unas gotas de combustible.
Las terminales de Pemex, que sirven para almacenar los combustibles una vez que llegan desde las refinerías o desde el extranjero, tienen una capacidad que equivale a 3.4 días del consumo de gasolinas (Manga y Premium) del país. Ese es el tiempo que puede aguantar México si no llegara nuevo combustible al país, solo con esas reservas.
Sin embargo, esta cifra es mucho menor a la de otros países de la OCDE, y además tocó su punto más bajo de 2018 en la última semana de diciembre, con 2.5 días de inventarios de gasolina a nivel nacional, y 2.6 días en la primera semana de 2019 , según cifras de las estadísticas de petrolíferos de la Secretaría de Energía (Sener).
Las cifras por zonas muestran aun más la escasez que se vivió: la región centro apenas contó con 0.7 días de inventarios en la primera semana de este año, 0.2 de diésel y 1.5 días de turbosina. La región occidente llegó solo a los 1.6 días en gasolina, 3.9 en diésel y 1.9 en turbosina.
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¿Escasez?
Por tanto, las estadísticas de Sener muestran a grandes rasgos que existió escasez en dos regiones del país, a pesar de que sí había suficiente combustible disponible, gracias a las importaciones.
De hecho, a pesar de las compras de pánico, el consumo de combustibles bajó en esos días: la demanda de gasolinas llegó a los 792,000 barriles, en promedio diario, en la semana 52 de 2018, la menor cifra al menos desde 2015. Al mismo tiempo, las importaciones se dispararon a 731,000 barriles en promedio diario en esos mismos días, un ritmo mayor al de 2016 y 2017. Luego, bajaron a 512,000 barriles en la primera semana de 2019.
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En esos días, las estadísticas muestran que los inventarios se encontraban al tope, con 3.56 millones de barriles disponibles, frente a los 3.27 millones de 2017 y los 2.85 millones de 2016.
El problema lo causó el cierre de algunos ductos que transportan los combustibles. Por ello, aunque a nivel nacional había combustible suficiente —en su mayoría importado—, en algunos estados sí hubo falta de suministro, debido a que los combustibles no llegaron a la velocidad necesaria, porque se sustituyó el transporte de ducto por pipas que trasladaron las gasolinas por carretera.
La región centro —Puebla, Hidalgo, Tlaxcala, Morelos, el Estado de México y la Ciudad de México— vivió con un almacenamiento promedio de 198,000 barriles en la última semana de 2018, y 122,000 barriles en la primera de 2019. Son las menores cifras al menos desde 2016. El dato de la región Occidente —Jalisco, Guanajuato, Michoacán y Zacatecas—, también fue muy bajo en esas fechas.
Los datos explican también que el suministro de esos días se cubrió con importaciones, debido a que las refinerías del sistema produjeron a muy bajos niveles. Las gasolinas refinadas por las seis plantas de Pemex abastecieron apenas 185,000 barriles en promedio diario durante diciembre, su nivel más bajo desde febrero del año pasado. Y la cifra se precipitó a 119,000 barriles en la primera semana de enero.
Ahora, el gobierno continúa con su estrategia para combatir el robo de combustibles, y pretende evitar los problemas de suministro con la compra de 700 pipas, para que transporten los petrolíferos en sustitución de los ductos.