3 retos para que el aeropuerto de Santa Lucía concluya como quiere AMLO
La construcción del nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles en la base aérea militar no. 1 de Santa Lucía iniciará, si todo sale según lo planeado, a finales de junio. La obra durará dos años, hasta junio de 2021, y contará con un presupuesto fijo y en moneda nacional de 78,557 millones de pesos (mdp).
Aunque las autoridades federales aseguran que el proyecto es factible, organismos como la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) han advertido que son necesarios estudios a profundidad de la obra. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) consideró inviable el esquema de Santa Lucía como un sistema de tres hubs, que se apoye con los aeropuertos de Toluca y la Ciudad de México.
Con base en la información que la administración federal ha emitido sobre el proyecto, estos son los retos que podría enfrentar para estar listo en tiempo y forma para 2021.
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Presupuesto… ¿fijo?
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo hace dos semanas que el presupuesto para el aeropuerto Felipe Ángeles sería fijo y que hasta podría “hacerse con menos”. Sin embargo, existen varios factores que podrían encarecer el costo de la obra, que está presupuestada en 68,367 mdp y sube a 78,557 millones con los costos de construcción, la interconexión con el AICM, así como los estudios de pre-inversión y la adquisición de predios adicionales.
Una de las principales amenazas es el tipo de cambio peso-dólar. Fernando Gómez Suárez, analista independiente del sector aeronáutico, opina que la proyección de una obra como la de Santa Lucía debería ser en dólares, no en pesos, debido a que varios de los insumos y servicios requeridos para una obra aeroportuaria se cotizan en moneda estadounidense.
“Es un discurso engañoso decir que cuesta tantos pesos, porque si se desliza el dólar se va a incrementar, obviamente. Por eso todas las obras se cotizan en dólares, sobre todo en materia turística: hoteles, aeropuertos, puertos, ferrocarriles. Es conveniente proyectarlo así”, enfatiza.
Para tener un ejemplo de los efectos del tipo de cambio, el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) tuvo un ajuste de presupuesto de aproximadamente 45% por la paridad cambiaria, lo que se tradujo en un alza de 305,000 mdp, a pesar de que el presupuesto en dólares permaneció prácticamente sin cambios, según el documento ‘Razones para la cancelación del proyecto del nuevo aeropuerto en Texcoco’ emitido por la SCT.
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A decir de Sergio Chagoya, socio del área de Financiamiento de Proyectos e Infraestructura del despacho Santamarina + Steta, hay dos maneras a través de las cuales el gobierno federal podría mitigar el efecto del dólar.
La primera sería utilizar algún mecanismo de cobertura cambiaria a través de una institución internacional, lo cual se facilitaría si el financiamiento se hiciera mediante mecanismos bancarios.
Otra posibilidad sería reducir lo máximo posible a los proveedores que se contraten en moneda extranjera, o acordar en los contratos que el pago se haga en pesos, pero eso podría tener sus limitaciones. “Podría restringir el número de participantes porque tampoco ellos querrían correr con el riesgo cambiario”, agregó.
Financiamiento gubernamental
La fuente de los recursos para la construcción también podría tener problemas debido a que saldrían del Presupuesto de Egresos Federal (PEF) de los próximos dos ejercicios fiscales.
Según un informe de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), del presupuesto de 78,557 mdp, 30% se ejecutaría este año, 66% en 2020 y 4% en 2021.
El reto de mantener un presupuesto fijo adquiere una particular relevancia en este caso, debido a que si sube el costo del proyecto, el gobierno tendrá que destinar más recursos del erario para continuar con las obras.
“Al final, como ocurre en estos proyectos, (los costos) son estimaciones. Sin embargo, teniendo otros elementos legales más claros por parte de la administración, podríamos hacer un mejor análisis. Es claro que se tienen etiquetados parte de estos recursos, pero también hay que tomar en cuenta que se realizarán otras ampliaciones, como al Aeropuerto Internacional de Toluca”, considera Chagoya.
El tiempo de construcción
Además del presupuesto y el financiamiento, existe una tercera variable que mete presión al proyecto: el plazo de dos años que el propio gobierno federal impuso.
El general Gustavo Vallejo, encargado del proyecto del aeropuerto Felipe Ángeles, aseguró que el proyecto estaría listo para junio de 2021. Sin embargo, el programa de trabajo de la misma Sedena contradice las declaraciones del general, debido a que obras como el edificio terminal, las vialidades interiores, así como las redes de voz y datos y la infraestructura eléctrica tienen agendados trabajos para el tercer y cuarto trimestre del 2021.
Al respecto, Juan Carlos Machorro, socio del sector aeronáutico de Santamarina + Steta, considera que no es factible el tiempo de construcción, ya que aún no se cuentan con varios estudios clave.
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“La primera piedra del aeropuerto debe ser el proyecto ejecutivo, el plan maestro. No hay manera de licitar la obra y empezarla de manera responsable, en materia de viabilidad técnica, legal, operativa, financiera, ambiental, de impacto social y comunitario, y en el caso de aeropuertos desde luego de viabilidad aeronáutica, sin un proyecto ejecutivo, que es la piedra angular. No queda muy claro que todos estos requisitos hayan sido satisfechos en el caso de Santa Lucía”, considera el especialista.
El plazo de construcción también se liga a un posible encarecimiento del proyecto. “Son dos años, pero si las obras se van retrasando pueden repercutir en las demás, como un efecto dominó”, concluye Gómez Suárez.