El atún Dolores cada vez se pesca más lejos. Grupo Pinsa, dueño de la marca, ha registrado aumentos de 10% en sus costos en los últimos cinco años debido a que el cambio climático ha modificado la temperatura del agua. Como consecuencia, los bancos de atún buscan latitudes más frías y profundas. Y, con ellos, los barcos que los pescan.
La prohibición de pesca en ciertas áreas del Golfo de México empeora la situación.
“Ahora hemos podido estabilizar un poco los lugares donde pescábamos pero también por temas de prohibiciones en algunas zonas nos han hecho ir a otras latitudes. Principalmente, pescamos en el Pacífico mexicano como primera opción, pero luego sí nos tenemos que ir más lejos como a Hawái, en Estados Unidos o Centroamérica”, detalla Carlos Palacios, director comercial de Pinsa.
Antonio Guerra, vicepresidente de Pesca y Acuacultura de pesca del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), coincide en que la prohibición de la pesca en diferentes latitudes del país también ha provocado que los productores tengan que desplazarse para conseguir el atún.
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“Nos dejaron una imposición en el sexenio pasado, porque nunca involucraron a la industria ni a la ciencia para la toma de decisiones. En aquel entonces, el titular de la Semarnat prohibió la pesca a 12 millas del perímetro que rodean a la islas de Revillagigedo para que, supuestamente, se pudiera crear un banco de peces. Pero la idea es insostenible, ya que los atunes son peces altamente migratorios y no se quedan en un solo lugar”, agrega Guerra.
En noviembre de 2017 se publicó en el Diario Oficial de la Federación que el Archipiélago Revillagigedo (conformado por las Socorro, San Benedicto, Clarion y Roca Partida), ubicado en el Golfo de México, era declarado Parque Nacional, con el objetivo de embellecer y salvaguardar el ecosistema. En ese año, se registró un descenso importante en la pesca de esta especie.
“Tenemos tres factores que convergen: un pescado que es altamente migratorio y que puede ir a grandes profundidades a buscar su alimento, un segundo que son las tormentas y ciclones, que suceden más seguido por el cambio climático, y el tema de la prohibición de las Islas Revillagigedo”, agrega Guerra.
A pesar de que Grupo Pinsa, que produce 2 millones de latas diarias, ha observado este año una normalización en la pesca con un crecimiento del 5% en su volumen, muy por encima del 1% al que crece la industria, el problema no se detiene en México.
Desde 1900 a 2016, las aguas superficiales (hasta una profundidad de 700 metros) se calentaron mundialmente en un promedio de 0.7 °C, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO, por sus siglas en ingles), lo que ha provocado cambios en el ecosistema de especies marinas.
“El cambio climático ya ha causado cambios evidentes en la distribución y la abundancia de especies de peces ampliamente distribuidas, como los atunes, y se pueden prever considerables cambios futuros en un contexto de calentamiento del clima, con impactos importantes sobre los ingresos nacionales de los países dependientes y con respecto a las estrategias de captura”, detalla el documento 'Impactos del cambio climático en la pesca y acuicultura, publicado en 2018 por la Fao.
Otros factores que han afectado a la pesca de atún es el aumento en el precio de la gasolina y un menor apoyo económico a la agroindustria, debido a las políticas de austeridad del gobierno, señala Guerra.
“Lo que aumenta el costo es que los barcos tienen que viajar a distancias más lejanas y se tarda más en regresar a las plantas de producción. Tener un barco en altamar, entre más días, es más costoso. Por ello estamos buscando eficiencias en la planta y en la cadena de valor”, comenta el director comercial de Pinsa.
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El valor de la pesca de atún en México es de 700 millones de dólares (mdd), con un valor de exportación de 90 mdd, de acuerdo con Infoatún. Emplea a más de 12,000 productores directamente y a más de 60,000 de manera indirecta, detalla el organismo.
