Pero el cine es más que mero entretenimiento, es un evento social, una experiencia comunitaria. El obituario del cine se ha escrito muchas veces en el pasado. Primero cuando nace la televisión. Después cuando nace la videocasetera, la televisión por cable y satelital, el DVD y el Blu-ray, y ahora el streaming. Pero la realidad es que las plataformas de entretenimiento en casa tienden a sustituirse unas a otras. Y lo vemos con muchas de estas tecnologías que ya no existen o están desapareciendo.
Sin embargo, el cine ha seguido creciendo de manera sostenida durante los últimos años. Vemos al cine y a las plataformas de streaming más como complementos que como sustitutos. Hay días que no quieres salir de casa y quedarte a ver una serie o una película en tu televisor. Pero hay días que quieres ver la película de la que todo el mundo está hablando. Y que la quieres ver en comunidad: con amigos, con la familia, con tu pareja, con un grupo de fans.
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Hay películas que simplemente tienes que ver en la pantalla grande. Aun cuando la calidad de las TVs ha venido mejorando continuamente, aún no es posible replicar en casa la experiencia de una pantalla de 20 metros, con 5.1, 7.1 y en algunas salas hasta 11.1 canales de sonido, con tecnología 3D o 4D o, en el caso de las salas VIP, con sillón tipo reposet reclinable y servicio de mesero a tu butaca. Y con el complemento clásico de unas palomitas o muchos de los productos que encuentras en el cine.
El reto de las salas de cine será seguir siendo relevantes en un mundo de contenidos baratos y abundantes. Y de allí la importancia de los nuevos formatos como IMAX, 4DX, Sala Junior, Salas VIP, entre otros. Y de nuevas tecnologías, como realidad virtual y realidad aumentada, que estamos piloteando. Además de seguir enriqueciendo nuestra oferta de contenidos alternativos como fútbol, conciertos, ópera, ciclos de cine clásico y documentales.