El término coworking se ha abierto un espacio entre las empresas y el sector inmobiliario rápidamente. El modelo fue abrazado primero por emprendedores, que veían así una forma de tener una oficina sin el costo de rentar todo un espacio, pero poco a poco también grandes compañías también han trasladado parte de sus operaciones a estos espacios.
El coworking mantiene su atractivo para los desarrolladores inmobiliarios
Basta mirar los números para comprender el fenómeno. Hace 10 años, este tipo de espacios de trabajo compartidos apenas concentraban 1,000 metros cuadrados de superficie en México. Hoy, la firma de capital inmobiliario CBRE contabiliza 288,000 metros cuadrados ubicados, sobre todo, en las tres principales ciudades del país: la Ciudad de México concentra el 80.7% del total, mientras que Monterrey y Guadalajara ocupan el resto.
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Y como todo fenómeno que sube, tiene algunos detractores: algunas investigaciones, como la realizada este año por la revista Harvard Business Review, señalan que las oficinas completamente abiertas sumerge a los colaboradores en un ambiente percibido como de menor privacidad, sobreestimulante y estresante.
Para los inversionistas, sin embargo, los centros de espacios colaborativos o los de tipo business center en torres de oficinas no pierden atractivo. Héctor Klerian, director internacional de la firma inmobiliaria JLL México, comenta que el negocio del coworking radica en que una empresa renta espacios de oficinas a largo plazo para posteriormente subarrendarlos a periodos cortos pero con rentas más costosas.
“Más que un negocio redituable para el inversionista, es una manera de no quedarse atrás y que su edificio tenga espacios de coworking. Pero no es tan redituable como cualquier otro negocio. No es inmediatamente un negocio claro, porque hay que hacer acondicionamiento importante y tener una red de distribución para poder conseguir inquilinos”, explica.
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Wayne Berger, CEO de IWG para Canadá y América Latina, firma encargada de la operación de espacios de coworking y a la que pertenecen Regus o Spaces, asegura que este tipo de negocio funciona cuando los servicios que se prestan en los edificios de oficinas se encuentran centralizados. "Por ejemplo, en una oficina operan tres o cuatro personas que te sirven desde un café y hasta reciben correspondencia, todo se maneja desde una gerencia central, entre menos personas tengas tendrás un menor costo. También es posible manejar la adversidad en los ciclos económicos, puedes manejar algunas complicaciones macroeconómicas al no estar aislado en un solo mercado. Creo que esta es una clave", dice.
Los inversionistas que apuestan por la construcción de torres de oficinas prefieren todavía adaptarse a espacios tradicionales, dejando un par de pisos para el establecimiento del coworking, comenta Klerian, con el propósito de llegar a una generación millennial, pero dentro de conceptos de arrendamiento tradicionales.
“El coworking en la Ciudad de México, por ejemplo, debe ser aproximadamente el 5% del mercado de oficinas clase A y va a seguir creciendo quizá hasta el 10 o 15%, pero si lo ves en el universo total es muy poco. A pesar de que crecen mucho y son buen movimiento, en el universo total es una cifra pequeña”, comenta.
¿Qué buscan las empresas al momento de instalarse en un coworking? Romain Benenati, director general de Legan Center, firma encargada de la operación de business centers, comenta que parte de la decisión de las empresas para instalarse en un espacio colaborativo responde a que los espacios ya están adecuados y no tienen que invertir en alguna clase de mobiliario o servicios, solo en la renta de la oficina.
“No es lo mismo invertir en adecuaciones, en inmobiliario y firmar un contrato de 5 o 10 años con el dueño de edificio, que firmar un contrato sin ataduras y con flexibilidad a meses”, asegura.
Legan Center inició en 2016 como un emprendimiento encargado de la operación de business centers que en la actualidad cuenta con un inventario de 7,000 metros cuadrados distribuidos en las zonas de Lomas de Chapultepec y Barranca de Muerto. Opera con modalidades como oficinas virtuales, oficinas privadas y escritorios dedicados que pueden ser ocupados por varias personas.
“Siempre hemos buscado Pymes consolidadas porque, de esta manera, los pagos siempre se hacen a tiempo, pero no nos cerramos a clientes de un solo escritorio y nuestro enfoque también va para empresas de crecimiento, aunque cazar un cliente es muy desgastante a nivel operacional”, dice el ejecutivo.
Los especialistas consideran que los espacios colaborativos, de coworking y de business center abrieron la posibilidad de que las pequeñas empresas y startups pudieran acceder a establecerse formalmente en una oficina, dejando de lado las ideas de garaje. Ahora que están empezando a consolidarse en el país, el siguiente paso es alcanzar el nivel de personalización que los clientes buscan al momento de hospedarse.
“Un ‘pero’ de los espacios colaborativos es el nivel de personalización. Una de las cosas a las que nos enfrentamos es que las empresas quieren su propia imagen y tener la bandera empresarial en la empresa. Muy pocos inversionistas lo hacen aunque es difícil escalar el nivel de personalización para cada cliente”, dice Benenati.