En los 35 años que Juan Francisco Torres Landa tiene de carrera, el sector de la asesoría legal se ha transformado radicalmente. La época en la que los despachos de abogados tenían su corazón en una gran biblioteca, que albergaba copias de libros, diarios oficiales y jurisprudencias está muy atrás y esta área ha quedado, en el mejor de los casos, como un espacio decorativo que habla de la alcurnia de la firma legal. "Hoy todo es digital", señala el director de la firma legal Hogan Lovells en México.
La inteligencia artificial cambiará al abogado del futuro
Lejos de lo que muchos pensaban, la tecnología también alcanzó al gremio legal. Desde herramientas de comunicación más efectiva, hasta inteligencia artificial para analizar información. Unos cambios que tendrán repercusiones en la forma de relacionarse con los clientes.
Torres duerme poco (entre cuatro y cinco horas, señala) y está constantemente conectado a una computadora o a un teléfono. "Más vale que tengamos los oídos y los ojos muy abiertos", dice. El directivo comparte su perspectiva sobre cómo será el futuro de los despachos de abogados en el especial Visión de Futuro, con motivo del 50 aniversario de Expansión.
Expansión: ¿Cómo cambiará el sector legal en las próximas décadas?
Juan Francisco Torres Landa: Es una pregunta importante y compleja. Si la hubiéramos hecho hace 30 años, la predicción hubiera sido bastante sencilla. Hoy nos dicen que predecir más de tres años es ejercicio especulativo. A 30 o 50 años es más aún. Pero hay cosas que se pueden predecir. Una es que, a pesar de que nos resistimos como gremio durante mucho tiempo, la tecnología llegó de una forma impresionante y estamos viendo el iceberg de lo que va a ser una revolución tecnológica en servicios legales. Uno podía pensar que esto ocurriría en manufactura, en software o hardware, pero en lo que se refiere en servicios legales había una resistencia a que esto no iba a generar nada. Pero ya es claro que sí va a suceder.
Muchas de las tareas se van a ir sustituyendo con inteligencia artificial y será ocioso la intervención de un ser humano, por lo menos como se venía haciendo. Esto va a cambiar no en 50 años, sino en los próximos 10 o 15 años. Esto nos va a obligar a una transformación profunda para que eslabones donde los humanos sean necesarios seamos capaces de ofrecer valor agregado. La tecnología nos va a rebasar y nos hará redundantes u obsoletos. El riesgo mas grande de nuestra industria es la obsolescencia.
E: ¿Qué cambios inmediatos implica esta tendencia?
JFTL: Hay una fuerte inversión en instalaciones físicas. Pensamos que hay un fenómeno humano en la parte de negociación que es difícil sustituir, aun con un avance tecnológico de última generación. Pero una buena parte de esta interrelación ya no requiere instalaciones tan grandes, porque con tecnología de realidad virtual y otros equipos que nos permitan esa interacción, aunque no estemos físicamente en el mismo lugar, hará obsoleta la existencia de oficinas. Solo serán necesarios lugares de reunión o juntas. Esto es donde vemos un cambio muy importante: tecnología que nos permita estar cerca, sin estar físicamente juntos. Es una revolución operativa.
Ahora, tenemos equipos dedicados al análisis, implementación de inteligencia artificial. Esto no es del futuro, ya sucede hoy. Las primeras aplicaciones en materia de inteligencia artificial se refieren a revisiones voluminosas de información. Tenemos herramientas para revisiones masivas, estableciendo parámetros de qué hay que revisar. En una segunda etapa, los programas nos ayudan a realizar búsquedas más pormenorizada y, al final, interviene el ojo humano, desde un punto de vista de valoración, interpretación y referencia cruzada. Tenemos un equipo a nivel mundial que hace prueba y error para ver qué herramientas nos pueden funcionar en nuestro sector, con los niveles de eficiencia que uno requiere.
E: ¿Cuál es la clave para que estos cambios tecnológicos no deriven en una pérdida de relevancia?
JFTL: Son dos componentes, uno es presupuestal. Si uno no invierte en estos rubros, la posibilidad de quedarse atrás es brutal. Y aquí todo el proceso competitivo es realmente de carácter irreversible y diría yo que, incluso, lapidario, porque quienes no logren asimilar el ritmo de cambio, la posibilidad de quedar rezagado es altísima. Y el costo del tiempo perdido, altísimo también, porque la ola te puede haber dejado atrás.
Por otra parte, tan o más importante es la de la convicción personal. Tienes que generar una consideración interna de todo tu equipo de que en este rubro el trabajo solamente funciona si hay una dosis de convicción, si hay una entrega personal de estar a la altura de las circunstancias. Y en esto, las personas que hemos vivido otra realidad no nos podemos quedar en esa única situación, porque el tiempo nos rebasa. Tiene que haber una enorme humildad para reconocernos como seres que estamos en un embate importante y requiere alta dedicación estar siempre en el liderazgo y niveles de excelencia. Y hay que ser consciente de que eso se puede perder rápidamente si no tienes estos dos ingredientes: presupuesto y cultura.