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La mexicana T4Oligo dispara sus ventas con las pruebas del coronavirus

Fundada por Octavio García, la compañía de ADN artificial creció 65% en 2019 y exporta a ocho economías emergentes. Ahora ha puesto la prueba del coronavirus al alcance de los laboratorios locales.
mar 17 marzo 2020 05:06 AM
T4Oligo
Octavio García es el fundador de T4Oligo.

Una empresa mexicana ha puesto la prueba del coronavirus al alcance de los laboratorios locales. Las compañías de Grupo T trabajan desde febrero, día y noche y de lunes a domingo, para atender los pedidos de compra del ADN artificial que fabrican y que les llegan de parte del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE), dependiente de la Secretaría de Salud, y también de los centros privados de análisis y de los mercados asiáticos a los que exportan.

“Teníamos inventario para seis meses, que se nos acabaron en febrero, así que estamos con turnos nocturnos y trabajando fines de semana. Pero estamos bien, tenemos una forma de trabajo que nos permite hacerlo y podríamos crecer aún más”, cuenta Octavio García, fundador de la empresa T4Oligo en 2010.

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Grupo T, al que pertenece T4Oligo junto a otras dos empresas —enfocadas a cultivos, salud y tecnología de los alimentos—, creció 69% en sus ventas en 2019 y ya exporta a Brasil, Colombia, Paraguay, Belice, Guatemala, Vietnam, Laos, Camboya y Zimbabwe. “No busco exportar a Estados Unidos. Mi estrategia es distribuir con rapidez y a bajo precio, y ser líder en mercados emergentes, aunque estoy explorando alianzas con empresas estadounidenses”, explica García.

La compañía fabrica ADN sintético, lo que los técnicos llaman “oligos”. Para saber si una muestra tiene presencia de un ser vivo específico, bacteria o virus, los científicos utilizan estos “oligos” que solo detectan aquel organismo que buscan, ya sea coronavirus o una bacteria estreptococo de la neumonía. Es una metodología inventada en 1985 y es la más empleada en el mundo (denominada PCT). Actualmente, esta técnica es la que se aplica para detectar el COVID-19.

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Los materiales que fabrica Grupo T son empleados por los centros de investigación y académicos. “Son de primer nivel, utilizan una metodología estandarizada: los propios equipos y las sustancias que se utilizan en la síntesis, todo sigue estrategias internacionales”, afirma Gabriela Olmedo, directora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cindestav) Unidad Irapuato, dependiente de la Secretaría de Educación Pública Federal.

García formó parte del equipo que constituyó en 2009 el entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México Marcelo Ebrard para hacer frente al virus AH1N1. Llegaba entonces de su doctorado en Suecia, sobre epidemiología molecular y biología de la infección, que realizó en el Instituto Karolinska de Estocolmo. Hoy, la empresa que fundó en la Ciudad de México e instaló en Irapuato en 2013 se ha convertido en un grupo que además fabrica los reactivos químicos y los equipos de trabajo de los técnicos, a una tercera parte del precio que cuesta importarlos de Estados Unidos.

Para la fabricación de reactivos, se apoyó en los proveedores químicos de la industria de la piel y el calzado del vecino León, en Guanajuato. Para la fabricación del equipo especializado, bajo las marcas Luci y Darkside, creunos maletines que permiten a los médicos hacer pruebas rápidas, de manera que actualmente el test del coronavirus puede hacerse en tres horas con una confiabilidad del 98%.

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El nombre técnico de estos maletines es “termociclador tiempo real” y su precio de importación era tradicionalmente de más de un millón de pesos. “El nuestro cuesta 300,000 o 500,000 el más caro”.

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García apuesta por la combinación de la investigación y desarrollo con la manufactura certificada de calidad. “Lo que tengo como filosofía es que no sirve investigación si no la aterrizas en algo que pueda funcionar alta tecnología certificada”. Para ello, sus plantas cuentan con certificaciones ISO-9001 y la correspondiente a los dispositivos médicos.

García no tiene previsto incrementar los precios aprovechando el aumento de la demanda de sus productos por el coronavirus. “Desde que se creó T4Oligo, solo cambiamos precios en productos dos veces, y fue a la baja”. Afirma que su filosofía es mantener los precios bajos para los estudios de biología molecular, y no lucrar en momentos de crisis.

Su reto inmediato es concluir un test del coronavirus que pueda hacerse en 10 minutos con una confiabilidad del 80%, y que sirva de filtro para atención médica. “Estoy a semanas de tenerlo listo”, dice el científico mexicano.

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