Por el momento, la empresa no puede establecer cuándo inaugurará la esperada tienda en México. “Hoy por hoy no puedo decirlo. Estamos analizando qué supone esto para nuestro calendario. Si diera una fecha, mentiría”, reconoce Malcolm Pruys, CEO de la compañía en México. La inauguración estaba prevista para octubre de 2020, en el centro comercial Oceanía, de la Ciudad de México. “Es un gran proyecto y estamos analizando todos los aspectos para no perder tiempo, pero no puedo decir que no nos retrasaremos”, reconoce.
Aunque podría atribuirse un eventual retraso al freno que tuvo la construcción ( que durante el primer mes y medio de la emergencia sanitaria no fue considerada actividad esencial ), el directivo aclara que esto en realidad no tendría por qué suponer una gran modificación. “Nosotros siempre contemplamos diferentes tipos de contingencias en nuestros planes”, explica Pruys.
La inversión de Ikea en México prevista en un inicio ronda los 500 millones de dólares, para la construcción de la primera tienda, un centro de distribución, una planta de producción, tecnología y la búsqueda de nuevas instalaciones. La empresa acaba de donar 50 refugios para hospitales de la Ciudad de México y del Estado de México, que pueden usarse como espacio de descanso para personal médico, consultorios o como puntos de primer contacto.
Pese a que el freno de la economía podría reducir hacia el segundo semestre el consumo de bienes durables, como los muebles, la empresa no frenará sus contrataciones ni plantea reducir su plantilla, que ahora trabaja desde casa. “Nunca hemos pensado ni hemos estado en posición de pensar en no pagar o no apoyar a nuestra fuerza de trabajo. Todo el mundo que trabaja en Ikea sigue trabajando, solo que ahora desde casa”, afirma Pruys, que cada viernes hace una reunión con todo el equipo, de 110 personas.
Si bien los empleos y las metas de contratación siguen intactos, el directivo reconoce que la situación sanitaria en plena preparación de la apertura de la primera tienda en el país sí ha cambiado la forma de trabajo y de liderazgo.
Pruys señala que el principal reto es estar más conectado con el equipo, de forma mucho más consciente. En la oficina, es fácil hablar con los colegas en el café o al pasar por alguno de los escritorios. “Pero cuando trabajas desde casa, debes ser más estructurado, hacer tiempo para poder hablar con cada persona, de las cosas que ellos necesiten hablar, que puede estar relacionado con alguna tarea o el trabajo, o solo sobre cómo se sienten”, explica. “Nosotros hacemos muchas actividades divertidas, como videos de Tik Tok y quedamos para comer y compartir recetas de tacos”.