La empresa tuvo que cerrar temporalmente 40 de sus restaurantes al encontrarse en las áreas de comida de los centros comerciales (de aproximadamente 420 locales en total), pero sigue adelante con su plan de aperturas, si bien con modificaciones debido a que, como la industria de la construcción no fue incluida en el listado de actividades esenciales, las obras en marcha tuvieron que parar durante el periodo de emergencia sanitaria.
KFC supo sumarse a tiempo al segmento de entrega a domicilio y ha llenado algunos huecos que aún tenía antes de marzo. Santos señala que los 30 restaurantes de la marca que no tenían servicio de delivery ya han sido incorporados al esquema, además de estar ya con las tres principales aplicaciones de entrega (la última se incorporó justo durante los meses de contingencia).
El directivo explica que, entre los pedidos a través de las apps y del propio call center de la marca (que opera de forma remota actualmente), las ventas a domicilio se duplicaron respecto a las órdenes entregadas en el mismo periodo del año pasado.
Solo en el call center de la propia empresa, el número de pedidos incrementó 60%. Además, los consumidores también pudieron, a partir de la emergencia por el COVID-19, realizar su orden a través del servicio de mensajería de Facebook y por Whatsapp. “Son cosas que traíamos dentro de los planes, pero los aceleramos durante estos meses”, afirma Santos.
La cadena de restaurantes, que ha entregado durante estos cuatro meses más de 13,000 menús en hospitales que atienden a pacientes con COVID-19, no solo ha invertido en tecnología, sino también en más de 250 motocicletas adicionales para realizar los repartos, así como equipo de seguridad para la entrega y para el trabajo en la sucursal.