El acero fue uno de los grandes protagonistas durante la renegociación del acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá. Este metal, del que se produjeron 120 millones de toneladas en Norteamérica en 2019, incluso obtuvo varios titulares cuando el presidente estadounidense Donald Trump decidió gravar con un arancel de 25% a todas las importaciones de productos de acero provenientes de México, Canadá y Europa.
Todos hablan del acero, pero ¿qué pasa con el aluminio?
Aunque acaparó menos titulares, los aranceles también alcanzaron al aluminio, un metal que aunque en México no se funde, sí se transforma en decenas de productos, desde enseres domésticos, hasta marcos de puertas y ventanas y componentes automotrices. Según datos de la Cámara Nacional del Aluminio, cada año el país produce 2.5 millones de toneladas en productos de aluminio, de los cuales exporta aproximadamente 450,000 a Estados Unidos. Otras 600,000 toneladas se envían a Centro y Sudamérica, Europa y Asia.
Si bien el presidente Trump quitó los aranceles a las importaciones de productos de acero y aluminio en mayo de 2019, allanando el camino para la ratificación del T-MEC, el respiro para el sector duró muy poco, ya que solo diez meses después, la pandemia del coronavirus volvió a trastocar la dinámica de la industria.
“Estábamos acostumbrados a crecimientos anuales de entre 8% y 14%, pero tras la pandemia, esperamos una caída de 40%, debido a un desplome en la demanda de nuestros principales clientes”, afirma Ramón Beltrán, presidente de la Cámara Nacional del Aluminio (Canalum).
El desplome de las industrias automotriz, de la construcción y la aeronáutica, tras el cierre de fábricas y el paro de obras, tiró la demanda de aluminio a la mitad, dejando a las plantas con capacidad ociosa y poniendo en riesgo 60,000 de lo 210,000 empleos que genera el sector.
Aunque durante la contingencia sanitaria incrementó la demanda de otros sectores, como el de bebidas, el médico y el de enseres de cocina, esto no alcanzó a compensar la caída de los tres principales consumidores de aluminio en el país. “La demanda del sector de alimentos, para tapas para envases, charolas y papel aluminio, incrementó 12%, sin embargo, este sector apenas representa 7% del volumen del sector”, dice Beltrán.
Recuperar el volumen de producción que la industria registró antes de 2019 tomará, al menos, tres años. “No vemos que regresemos a donde estamos antes de este tiempo”, dice Beltrán.
El líder gremial ve en el nuevo acuerdo comercial, T-MEC, un motor de crecimiento para el sector, en tanto que da certidumbre a sectores como el automotriz, el mayor consumidor de aluminio en México.
“Hoy, México destina 750,000 toneladas a este sector y la demanda ha ido creciendo entre 4% y 7% cada año. Esperamos que, una vez que pasemos este bache, el desarrollo de modelos híbridos y eléctricos impulsará la demanda de metales más ligeros, y el aluminio es un competidor natural. Es ahí en donde vemos una oportunidad para el futuro”, dice Beltrán.