De acuerdo con datos de la dependencia, Interjet fue la aerolínea más perjudicada, que registró 55 aviones menos respecto al primer trimestre del año, perdiendo 81% de su flota, con lo cual operaba tan sólo con 13 aviones hasta el cierre de junio. Entre las grandes aerolíneas le siguió Aeroméxico, con una pérdida de 13% de su flota; Volaris, con un ajuste de 9%, y Viva Aerobus, que redujo sus equipos en 8%.
Con excepción del caso de Interjet, la disminución de la flota comercial no fue proporcional a la caída de los pasajeros en este periodo, de más de 90% a nivel nacional. Una razón detrás de esto es que la demanda disminuye de forma inmediata, mientras que la oferta se va adaptando, ya que requiere de una infraestructura, en este caso los aviones, explica Gerardo Herrera, académico de la Universidad Iberoamericana.
“Cuando esto empieza, nadie sabe cuánto va a durar. Había perspectivas de que iba a durar uno o dos meses, incluso pensaban que para julio o agosto todos estaban de vuelta, entonces no puedes adaptar tu infraestructura de largo pazo simplemente para un shock de corto plazo”, refiere el especialista.
Analizando cada caso, el de Interjet se explica principalmente por su cese de operaciones en rutas internacionales a causa de la suspensión de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) de su sistema financiero, además de los problemas financieros que viene arrastrando, agrega Herrera.
Respecto a Aeroméxico, la permanencia de 16 de los 19 Boeing 787 que tenía antes de la pandemia –también conocidos como Dreamliners, de fuselaje ancho para vuelos internacionales– se explica por el uso alternativo que se les puede dar como aeronaves de carga, y que incluso les ha permitido hacer operaciones para trasladar equipo médico desde Estados Unidos y Asia.