Las medidas implementadas por los gobiernos de Estados Unidos y Canadá para mitigar los contagios de COVID-19 están llevando a las aerolíneas a ser más cautelosas con su oferta de asientos. Desde el 26 de enero, Estados Unidos solicita la presentación de una prueba de COVID-19 negativa para ingresar al país vía aérea –tanto para ciudadanos como extranjeros–, mientras que Canadá suspendió todos los vuelos con México durante tres meses, hasta el próximo 30 de abril.
Esto ha frenado la oferta de asientos, que, tras haber recuperado más de 70% de los niveles previos a la pandemia al inicio del año, comenzó a contraerse para los vuelos programados para la primera quincena de febrero, mostrando un descenso a índices de 67%.
“En la tercera quincena del año (…) se resienten los efectos de las medidas restrictivas de ingreso a Estados Unidos y Canadá, al observarse el inicio de la desaceleración en la programación de vuelos internacionales”, indicó el Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac en un análisis.