En 2020, a la vez que metían freno a la aperturas por las restricciones de movilidad derivadas de la pandemia de coronavirus, las operadoras de restaurantes abrieron la cartera para adquirir dark kitchens (o cocinas fantasmas) para mantener encendidas las estufillas. Sin embargo, estas pequeñas cocinas sin espacio para comensales, que viven de los pedidos a domicilio, no serán el centro del crecimiento de las cadenas.
Las grandes empresas del sector restaurantero, como la operadora Alsea y la cadena de hamburguesas Cars Jr., entraron con estas plataformas para atender la demanda de los consumidores que permanecen en casa y piden alimentos a domicilio, operación que está tomada de la mano de los agregadores como UberEats, Didi Foods o Rappi.
Este modelo de negocio abrió el camino para que estas empresas acercaran sus marcas a los comensales ubicados en zonas en las cuales no cuentan con una tienda física, mientras mejoran la respuesta de sus envíos a domicilio. Y aunque las empresas comentan que han tenido resultados favorecedores al integrar a sus operaciones de sus cocinas fantasmas, estas no reemplazarán sus unidades físicas, al menos por ahora.