Armani descartó seguir el camino de muchas otras marcas italianas de artículos de lujo, incluidas Gucci, Fendi y Bulgari, que han sido compradas por los gigantes de la industria LVMH y Kering SA, diciendo que un comprador francés no estaba en las cartas.
Pero admitió que su idea de que la empresa debería seguir siendo independiente ya no era "tan estrictamente necesaria".
Giorgio Armani fundó la firma que lleva su nombre en 1975 con su socio y amigo Sergio Galeotti, pero desde la muerte de este último en 1985, dirige la casa en solitario.
El diseñador italiano siempre defendió la idea de que la independencia económica era el valor fundamental para trabajar con total libertad y sin condicionamiento. Durante años rechazó las propuestas de compra de otros grupos extranjeros, a las que sí sucumbieron otras firmas italianas.
En los últimos 20 años, muchas grandes firmas de moda italianas pasaron a ser controladas por extranjeros, como Gucci o Fendi. Versace, fue comprada en 2018 por el grupo estadounidense Michael Kors.
Pero ahora, en medio de la peor crisis que han enfrentado las firmas de lujo debido a la pandemia, Armani ha suavizado su discurso. "Se podría pensar en un enlace con una importante empresa italiana", dijo sin dar más detalles, excepto para agregar que no tenía que ser una empresa de moda.
Vogue también citó a la sobrina de Armani, Roberta Armani, quien trabaja en la empresa de la familia, diciendo que "podría ser genial, finalmente, tener una importante empresa conjunta Made in Italy en la industria de la moda", aunque agregó que no tenía idea de los planes de su tío.
Con información de Reuters