Aunque estos anuncios se han dado a escala global, alcanzarán al mercado mexicano en los años próximos: las plantas tendrán que transformarse para producir los nuevos modelos a baterías, nuevas tecnologías serán requeridas mientras que otras quedarán obsoletas, nuevos proveedores llegarán y otros inevitablemente se quedarán en el camino. Las gasolineras tendrán que transformarse en centros de recarga multiservicio, mientras que los talleres mecánicos dejarán de hacer “afinaciones de motor” para enfocarse en dar mantenimiento o recambio de las baterías.
Varias preguntas surgen alrededor de cómo la desaparición de los centenarios motores de combustión transformará a la industria automotriz.
¿Cerrarán las plantas que ahora producen vehículos a gasolina?
Más que el cierre de plantas, se espera que los fabricantes de vehículos inviertan millonarias sumas para adaptar sus líneas actuales. Montos que incluso serán similares a los requeridos en años pasados para levantar complejos enteros. Tal es el caso de General Motors y Ford, que han anunciado inversiones cercanas a los 1,000 millones de dólares para transformar algunas de sus plantas de autos de combustión en México en otras capaces de producir eléctricos.
¿Están preparados los proveedores para enfrentar esta transición?
No es la primera vez que los proveedores de una industria tienen que evolucionar para sobrevivir a un cambio tecnológico. Miles de empresas cerraron cuando los celulares prácticamente acabaron con las cámaras fotográficas, o cuando las computadoras enterraron a las máquinas de escribir.
En México hay más de 700 plantas de proveedores Tier 1 que abastecen a unas 35 fábricas de vehículos, tanto ligeros como pesados. "Algunos ya están haciendo una migración para participar tanto en el ensamble de vehículos a gasolina como en el de eléctricos. Eso es algo que eventualmente todos los proveedores tendrán que hacer para seguir en esta industria", cuenta Manuel Montoya, director del Clúster Automotriz de Nuevo León.
Algunos proveedores en México, como Metalsa y Nemak, ya han empezado a invertir en líneas de producción que puedan acomodar ambos tipos de componentes, tanto para vehículos de combustión como para eléctricos. “Esto significa que vamos a tener que invertir en nuevas líneas y sostener las actuales", añade Jorge Garza, director general de Metalsa.
¿Qué va a pasar con las gasolineras?
El fin de las estaciones enfocadas en la venta de gasolina aún está lejos. Los empresarios gasolineros aún no encuentran en las electrolineras –como se les conoce a las estaciones de recarga de autos eléctricos– un modelo de negocio viable, debido a que el parque vehicular de este tipo de autos aún es muy reducido. En México, los vehículos electrificados representaron 2.5% de las ventas totales en 2020.
Por ahora, las estaciones de recarga se conciben más como un servicio para atraer a los clientes propietarios de modelos de baterías, que como una apuesta de negocio, dicen los especialistas. La mayoría de las electrolineras hasta ahora existentes en el país han sido desarrolladas por gobiernos, centros comerciales o las propias automotrices, que encuentran en las estaciones un incentivo más para la venta de sus autos.
“Sí está creciendo la figura (de electrolineras), pero para fomentar el uso de los autos eléctricos y no tanto como un negocio. Aquí no hay un modelo de negocio que involucre poner una electrolinera y cobrar. Por ahora, lo que tenemos son centros de carga gratuitos para quienes hayan comprado autos eléctricos”, dice Alejandro Montufar, el director de Petro Intelligence, una consultora del sector. “No es un negocio, más bien es un servicio complementario que es dado por otro giro de negocio”.
Grandes compañías petroleras, como Total, ya han comenzado con sus planes de incluir las electrolineras dentro de sus complejos de venta. La compañía de origen francés cuenta con una estación de servicio en la Ciudad de México en la que ha instalado un centro de recarga para autos eléctricos y está desarrollando otro proyecto similar en Valle de Bravo, en el Estado de México.
Pero la mayoría de las empresas que llegaron con la apertura del mercado continuarán con un foco en las estaciones de combustible, al considerar que aún existe demanda suficiente para seguir creciendo su negocio de venta de gasolinas, como es el caso de la estadounidense ExxonMobil. "Nosotros estamos enfocadísimos en proveer lo que la sociedad requiere y aquí en México la sociedad requiere combustibles. En eso estamos enfocados", ha dicho en una entrevista reciente Fabio Radelli, director de combustibles de la empresa estadounidense.