En las tres entidades, las mayores con actividad turística del país, 593,184 personas entraron en situación de pobreza, que representaron 16% de los 3.7 millones de personas que entraron en esta categoría a nivel nacional.
Quintana Roo también fue el estado con el mayor incremento de pobreza extrema, definida por el Coneval como una situación donde una persona tiene tres carencias o más de seis posibles, con ingresos que, aun si se dedicaran sólo a la compra de alimentos, sería insuficientes para tener una vida sana. En esta categoría se encontraba 3.8% de su población, mientras que, al cierre de 2020, este índice escaló hasta 10.6%, un incremento de 6.8 puntos porcentuales.
De manera similar, Yucatán tuvo un incremento de 4.7 puntos porcentuales en los índices de la población en pobreza extrema, que pasó de 6.5% a 11.3% del total de habitantes.
Para Francisco Madrid Flores, director del Centro de Investigación y Competitividad Turística Anáhuac (Cicotur), estas variaciones son el resultado del impacto de la pandemia en la actividad turística, que llevó a una caída de 28% en el PIB turístico y a una pérdida de casi 800,000 empleos en el primer trimestre de 2021 en comparación con 2020.
“En estos dos casos [Quintana Roo y Baja California Sur,] que son muy específicos por la alta dependencia que tienen de la actividad turística, no hay otra explicación sino por la afectación de la pandemia”, afirma.
Otros indicadores de las consecuencias de la pandemia se vieron reflejadas en el aumento de la población con ingresos insuficientes para comprar una canasta alimentaria básica (que pasó de concentrar 7.1% de los quintanarroenses a 23.1%), además de una reducción en el ingreso corriente total per cápita de 27% para Quintana Roo y la Ciudad de México, las disminuciones más altas del país seguidas de Baja California Sur y Tlaxcala, de -17% en ambos casos.
Aunque usualmente se registraban mayores índices de pobreza a nivel nacional, la pandemia ha revertido esta tendencia; mientras el país cerró 2020 con 43.9% de la población en situación de pobreza, Quintana Roo registró un índice de 47.5%, y Yucatán de 49.5%.
Para Madrid Flores, este tipo de situaciones podrían prevenirse desde las políticas públicas, pero “no se hizo oportunamente”, y las consecuencias no sólo son para quienes viven del turismo, sino eventualmente para toda la economía del país. “El caso de pobreza extrema tiene un efecto devastador que pudiera afectar más profundamente, pero el tema es que normalmente el turismo es un generador de riqueza, que es el único camino que hay para combatir la pobreza”.