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Alsea, La Comer y Bimbo enfrentan la incertidumbre de la reforma eléctrica

La aprobación de la propuesta presidencial en el Congreso tendrá consecuencias para las empresas que ya utilizan energías renovables en sus operaciones.
mar 09 noviembre 2021 05:00 AM
En México, el 63% de los restaurantes que opera Alsea,  como Starbucks, utiliza energías renovables. (iStock)
En México, el 63% de los restaurantes que opera Alsea, como Starbucks, utiliza energías renovables.

Las reglas del juego para el abastecimiento de energía limpia están cerca de cambiar para empresas como Alsea, La Comer y Bimbo, que desde hace años han optado por el uso de energías renovables en sus operaciones. Las compañías deberán adecuarse a los cambios que se generen con la reforma eléctrica que impulsa el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La propuesta presidencial quiere darle a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) el 54% de la generación de energía eléctrica. Y uno de los temas principales que suelen protagonizar las conferencias matutinas del presidente son los contratos que las compañías mantienen con proveedores privados, que López Obrador quiere cancelar, y los esquemas de autoabasto.

Creados bajo una legislación previa a la reforma de 2013, los permisos de autoabasto tienen como finalidad permitir a grandes compañías construir en conjunto centrales de generación eléctrica, bajo la figura de socios. Las empresas optaron, por lo general, por centrales de energía eólica que utilizan la red de transmisión de la estatal CFE. La administración federal se ha quejado de que estas plantas aumentaron indiscriminadamente la cantidad de socios que se abastecen de las centrales, sin realizar nuevas inversiones y quitando mercado a la compañía estatal.

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Paul Sánchez Campos, analista independiente del sector energético, señala que hay preocupación, debido a la incertidumbre que hay en cuanto a qué ocurrirá con quienes ya operan bajo estos esquemas.

“Los autoabastos no están permitidos en la ley. A menos que se cree un régimen de excepción, los compradores se quedan sin mecanismos de compra. Tampoco se sabe qué va a pasar con los generadores, porque la ley solo dice que se van a cancelar los permisos que fueron otorgados y los que están en solicitud en la Comisión Reguladora de Energía (CRE), pero no explica sí habrá algún transitorio”, afirma el especialista.

En caso de que la reforma eléctrica sea aprobada, empresas como la cadena de supermercados La Comer o el operador de restaurantes Alsea, que utilizan energía renovable para la operación de sus tiendas, podrían verse obligadas a cancelar sus compras para que sea la CFE quien se encargue de proveer la electricidad que utilizan, que en su mayoría, produce de fuentes no renovables. Aunque por ahora, ya reestructuran sus estrategias.

Rogelio Garza, director de administración y finanzas de La Comer, prevé que la propuesta tenga un impacto de entre 15 y 20% en sus gastos totales de energía, que dependerán de las condiciones en las que se apruebe el proyecto presidencial. Por ahora, puso pausa a las inversiones en paneles solares para sus tiendas en México.

“Tenemos que cancelar o poner en pausa toda esa inversión para ver cómo se desenvuelve la reforma, pero esperamos que, al menos, la parte de autogeneración por paneles solares en nuestras tiendas no sea afectada”, dijo el directivo durante la conferencia con analistas para comentar los resultados del tercer trimestre de este año.

Y no es la única. Alsea también dará un giro de timón. Directivos de la dueña de Starbucks analizan las opciones para reducir el consumo eléctrico en sus sucursales, aunque no adelantaron la estrategia para lograrlo. “Debemos hacer nuestro trabajo para disminuir el gasto en este renglón, independientemente de lo que pase fuera de nuestras manos, como pudiera ser un cambio en las reglas [del sector eléctrico] por una posible reforma”, dijo Rafael Contreras, director de administración y finanzas de la compañía, en conferencia con inversionistas.

“El impacto puede ser significativo, algo alrededor de medio punto porcentual [en los gastos operativos], pero no catastrófico. Es una de las presiones que se pueden aguantar y no subir inmediatamente los precios al consumidor. Antes tienen que trasladar el mayor costo de insumos básicos en materia prima o productos finalizados [en caso de los retailers], que usualmente es mucho más relevante para la estructura de costos”, dijo Carlos Hermosillo, analista bursátil independiente.

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La autogeneración de energía

El especialista señala que, con la reforma, las compañías que se verían más afectadas son las que generan su propia energía eléctrica y, aunque puedan utilizarla en sus operaciones, ya no podrán tener ingresos excedentes por la producción sobrante que hasta hoy se 'vende' a la CFE para distribución externa.

En este panorama, Bimbo, la empresa de Daniel Servitje, podría verse afectada, ya que desde hace años impulsa la generación de energía a través de paneles solares en oficinas y uno de sus centros de distribución para mitigar su impacto ambiental.

En diciembre de 2020, en una ceremonia en la que estuvo presente el presidente López Obrador, la compañía cortó el listón de su Centro de Distribución Metropolitano, para el cual invirtió 2,720 millones de pesos. Este cedis cuenta con el mayor techo de energía solar del país y un sistema de captación de agua de lluvia. Bimbo también desplegó una red de carga eléctrica para sus camionetas al interior de este centro de distribución.

La panificadora tiene ambiciosas metas en materia de sustentabilidad y quiere llegar a cero emisiones hacia 2050. Este objetivo está en línea con el de otras compañías, como Nestlé, que también se han impuesto proyectos agresivos en la materia. Sin embargo, con la reforma, es posible que exista un ajuste, ya que CFE produce su energía, sobre todo, a partir de fuentes fósiles, lo que se desalinea de estos objetivos que las empresas fijan a nivel mundial.

“Podría verse un aumento en los costos y en las emisiones de gases de efecto invernadero y México tendría muy pocas opciones para generar energía limpia. Las empresas encontrarán un país sucio que no podrá garantizar suficiente energía limpia para que puedan justificar el porcentaje de gases de efecto invernadero en sus producciones y podrían buscan lugares con mejores condiciones”, señala Sánchez Campos.

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