Y con la exigencia de resultados rápidos el margen de error aumenta y la producción ha continuado sin incrementarse. Eso sucedió con la estrategia de los campos prioritarios. “Se anunciaron sin realmente evaluarse”, comenta.
Apenas unos meses después de comenzar el sexenio, la compañía dio a conocer que basaría su plan en 20 campos prioritarios y que añadiría 20 más cada año, hasta sumar más de 100. Pero, con algunas excepciones, los campos incumplieron los planes presentados al regulador y con ello las expectativas que tenía Pemex sobre ellos y el resto de nuevos campos no llegaron. “Le habían apostado demasiado a campos que iban a ir incorporando. La declinación la querían cubrir con esta parte de los campos prioritarios, pero que en realidad no han sido totalmente exitosos”, comenta.
Ixachi, por ejemplo, la gran promesa de este sexenio, ha incrementado de manera importante su producción de condensados, que si bien no pueden contabilizarse como líquidos, también resultan de gran valor para la compañía. El campo más que duplicó su producción en el último año. En 2020 promedió casi 11,000 barriles de condensados diarios y el 2021 esta cifra fue de 26,000 barriles. Algo similar ocurrió con la extracción de gas no asociado, que creció en 145% durante el periodo. Racemosa, Tlamatini y Quesqui también han tenido buenos resultados, pero también han sido insuficientes.
La estatal también se ha quedado corto en Ixachi. De los 47 pozos planeados que tenía para el campo, solo ha concluído siete.
Y en general la compañía ha reducido la perforación de pozos. Al inicio del sexenio se revirtió la tendencia de Pemex de bajar el número de pozos que se echan a andar para la extracción de crudo. En 2019 perforó 224, desde los 166 de un año antes.
Pero la pandemia llegó, los ingresos se redujeron debido a la baja internacional en el precio del petróleo y la disminución histórica en la demanda y la compañía también redujo su ritmo. En 2020 el número de pozos disminuyó de nuevo a 167, de acuerdo con la información pública de Pemex, y hacia el año pasado la tendencia fue similar. Hasta noviembre, el dato más reciente, la cifra fue de 154.
Pese al discurso, la exploración ha quedado de lado, según las cifras. Desde 2018 la inversión en estas actividades ha disminuido de manera constante. En 2021 la petrolera nacional registró su nivel más bajo de inversión en cuanto a actividades de exploración al menos desde 2015, el año más antiguo del que la CNH tiene registro. El año pasado Pemex ejerció 830 millones de dólares en este tipo de labores, un año antes, en 2020 –el año marcado por la pandemia– esta cifra fue de 1,166 millones de dólares.
En cambio, ha destinado más dinero a las actividades de extracción, aunque éstas no han tenido los efectos esperados en las cifras de producción de la estatal, que este miércoles dará a conocer su producción total del año pasado. La inversión ejercida en extracción fue de 8,157 millones de dólares, más que en 2020, cuando fue de 7,340 millones de dólares.
La respuesta a la baja de inversiones en la exploración –que finalmente se traduce en la producción en la última fase de la cadena–, dicen los especialistas, puede atribuirse a la baja de ingresos resultantes de la pandemia. En 2020, los precios del petróleo tocaron precios negativos y eso interrumpió la racha en ascenso que había logrado Pemex. A la par, aunque se mantuvo como una actividad prioritaria, las actividades petroleras se ralentizaron.
La estatal vio una baja fuerte en la cantidad de personal, debido a las incapacidades de quienes eran considerados como población de riesgo. Y apenas unos meses después de que inició la pandemia, ya se había convertido en la empresa petrolera con el mayor número de decesos entre sus empleados, según Bloomberg. Hasta ayer, Pemex reportó 652 defunciones entre su personal en activo.
Pero desde antes de que la pandemia apareciera y cambiara por completo la dinámica de las empresas del sector petrolero, las consultoras ya preveían que Pemex no cumpliría con sus expectativas.
Los números de algunas consultoras como Welligence, IHS Markit o IPD Latinoamérica ya colocaban la producción de Pemex por debajo de los 1.6 millones de barriles hacia 2024, el último año del sexenio. Ninguna creía que la estatal cumpliría la promesa de producción de 2.6 millones de barriles diarios, que en los últimos meses se ha reducido a tan solo 2 millones.
Pero, ahora algunas de ellas creen que esa expectativa incluso ya es positiva, dice el fundador de una de estas consultoras, y están de nuevo haciendo cálculos, seguramente para ajustar su previsión a la baja.