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Pemex: por qué falla su estrategia de aumentar la producción de petróleo

La petrolera inició el sexenio con la meta de incrementar su producción a niveles no vistos en la última década, pero no logra llegar a ella. Estos son los motivos que la frenan.
mié 26 enero 2022 05:00 AM
(Foto de Refinería)
Fuentes del sector señalan que Pemex se ha concentrado en intentar encontrar más petróleo en las zonas que previamente ya fueron exploradas y resultaron productivas. La estrategia resulta más rápida y menos costosa, si se tiene suerte. Pero no ha sido el caso.

La promesa era muy grande: elevar los niveles de producción de petróleo a niveles no vistos desde hace más de 10 años, acompañado de mejorar las finanzas de la estatal Pemex y convertir al país en una nación autosuficiente en cuanto a recursos energéticos.

Las metas se han hecho cada vez más cortas y, después de tres años, la estrategia no ha sido suficiente. La declinación de la producción nacional de petróleo terminó en 2021 con un dato que marca que ésta ha logrado mantenerse –apoyada por la actividad privada– después de una tendencia a la baja que comenzó en 2004. Pero la historia de Pemex es distinta y su producción continúa bajando, pese a la voluntad y el discurso presidencial.

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A unos días de tomar el control de Deer Park, la realidad de su negocio más rentable, la producción de petróleo, se asomó. La Comisión Nacional de Hidrocarburos, el regulador del sector, dio a conocer que la compañía promedió el año pasado una producción de 1.600 millones de barriles, por debajo de los 1.609 de un año antes, que ya había marcado un récord histórico.

Los números quedaron nuevamente cortos respecto a los 1.7 millones que había prometido Octavio Romero Oropeza, el director general de la compañía. Una cifra que se quería alcanzar desde el primer año del sexenio, pero que solo se logró durante unos meses previos al inicio de la pandemia de Covid-19, que redujo las inversiones y tiró los precios.

Las fallas comenzaron desde antes de que iniciara esta administración. Desde sexenios pasados se descuidó la exploración y se dejó de lado la búsqueda de nuevos yacimientos que en algún momento deberían suplir a los grandes campos que aún mantienen la mayor parte de la producción de la petrolera, pero que ya han comenzado su declinación natural, como Ku-Maloob-Zaap.

Ku, que por años se mantuvo dentro de los activos que más crudo sumaba a la estatal, dejó desde agosto del año pasado su lugar dentro de los cinco campos que más producción añaden a Pemex. Esa fecha coincide con los dos grandes accidentes que registró la compañía el año pasado y que casualmente se registraron en este campo: el incendio de la plataforma satélite KU-C y la explosión de la instalación E-Ku-A2.

Pero esto solo sumó problemas al campo, que ya tiene más de 10 años con cifras constantes a la baja. Ku promedió durante 2021 una producción de 57,000 barriles diarios de petróleo, una baja de 22% en comparación con el año anterior, cuando reportó 73,000 barriles diarios de producción, de acuerdo con la CNH.

Algunos campos como Ayatsil han incrementado su producción en los últimos dos años, pero su desempeño no alcanza para cubrir la declinación que también ya presentan otros. Y el "error de descuidar la exploración" de nuevos campos continuó este sexenio, dice un funcionario de alto rango relacionado con las actividades de producción y exploración de la compañía.

Ahora lo que ha hecho Pemex, menciona, es concentrarse en explorar de manera contigua, que es básicamente intentar encontrar más petróleo en las zonas que previamente ya fueron exploradas y resultaron productivas. La estrategia resulta más rápida y menos costosa, si se tiene suerte. Pero esta última no ha estado del lado de Pemex.

“No van a encontrar un gran yacimiento de esa manera. Sí incorporan [producción], pero son incorporaciones no muy representativas o como quisieran”, dice bajo condición de anonimato. “Les están exigiendo resultados más rápidos. Exploran, descubren [un campo] e inmediatamente quieren comenzar a producir. No se dan el tiempo que se están dando los operadores diferentes a Pemex, de evaluar el yacimiento, ver si de verdad es comercial y cuánto pueden invertir. Las exigencias son un poco más políticas”.

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Y con la exigencia de resultados rápidos el margen de error aumenta y la producción ha continuado sin incrementarse. Eso sucedió con la estrategia de los campos prioritarios. “Se anunciaron sin realmente evaluarse”, comenta.

Apenas unos meses después de comenzar el sexenio, la compañía dio a conocer que basaría su plan en 20 campos prioritarios y que añadiría 20 más cada año, hasta sumar más de 100. Pero, con algunas excepciones, los campos incumplieron los planes presentados al regulador y con ello las expectativas que tenía Pemex sobre ellos y el resto de nuevos campos no llegaron. “Le habían apostado demasiado a campos que iban a ir incorporando. La declinación la querían cubrir con esta parte de los campos prioritarios, pero que en realidad no han sido totalmente exitosos”, comenta.

Ixachi, por ejemplo, la gran promesa de este sexenio, ha incrementado de manera importante su producción de condensados, que si bien no pueden contabilizarse como líquidos, también resultan de gran valor para la compañía. El campo más que duplicó su producción en el último año. En 2020 promedió casi 11,000 barriles de condensados diarios y el 2021 esta cifra fue de 26,000 barriles. Algo similar ocurrió con la extracción de gas no asociado, que creció en 145% durante el periodo. Racemosa, Tlamatini y Quesqui también han tenido buenos resultados, pero también han sido insuficientes.

La estatal también se ha quedado corto en Ixachi. De los 47 pozos planeados que tenía para el campo, solo ha concluído siete.

Y en general la compañía ha reducido la perforación de pozos. Al inicio del sexenio se revirtió la tendencia de Pemex de bajar el número de pozos que se echan a andar para la extracción de crudo. En 2019 perforó 224, desde los 166 de un año antes.

Pero la pandemia llegó, los ingresos se redujeron debido a la baja internacional en el precio del petróleo y la disminución histórica en la demanda y la compañía también redujo su ritmo. En 2020 el número de pozos disminuyó de nuevo a 167, de acuerdo con la información pública de Pemex, y hacia el año pasado la tendencia fue similar. Hasta noviembre, el dato más reciente, la cifra fue de 154.

Pese al discurso, la exploración ha quedado de lado, según las cifras. Desde 2018 la inversión en estas actividades ha disminuido de manera constante. En 2021 la petrolera nacional registró su nivel más bajo de inversión en cuanto a actividades de exploración al menos desde 2015, el año más antiguo del que la CNH tiene registro. El año pasado Pemex ejerció 830 millones de dólares en este tipo de labores, un año antes, en 2020 –el año marcado por la pandemia– esta cifra fue de 1,166 millones de dólares.

En cambio, ha destinado más dinero a las actividades de extracción, aunque éstas no han tenido los efectos esperados en las cifras de producción de la estatal, que este miércoles dará a conocer su producción total del año pasado. La inversión ejercida en extracción fue de 8,157 millones de dólares, más que en 2020, cuando fue de 7,340 millones de dólares.

La respuesta a la baja de inversiones en la exploración –que finalmente se traduce en la producción en la última fase de la cadena–, dicen los especialistas, puede atribuirse a la baja de ingresos resultantes de la pandemia. En 2020, los precios del petróleo tocaron precios negativos y eso interrumpió la racha en ascenso que había logrado Pemex. A la par, aunque se mantuvo como una actividad prioritaria, las actividades petroleras se ralentizaron.

La estatal vio una baja fuerte en la cantidad de personal, debido a las incapacidades de quienes eran considerados como población de riesgo. Y apenas unos meses después de que inició la pandemia, ya se había convertido en la empresa petrolera con el mayor número de decesos entre sus empleados, según Bloomberg. Hasta ayer, Pemex reportó 652 defunciones entre su personal en activo.

Pero desde antes de que la pandemia apareciera y cambiara por completo la dinámica de las empresas del sector petrolero, las consultoras ya preveían que Pemex no cumpliría con sus expectativas.

Los números de algunas consultoras como Welligence, IHS Markit o IPD Latinoamérica ya colocaban la producción de Pemex por debajo de los 1.6 millones de barriles hacia 2024, el último año del sexenio. Ninguna creía que la estatal cumpliría la promesa de producción de 2.6 millones de barriles diarios, que en los últimos meses se ha reducido a tan solo 2 millones.

Pero, ahora algunas de ellas creen que esa expectativa incluso ya es positiva, dice el fundador de una de estas consultoras, y están de nuevo haciendo cálculos, seguramente para ajustar su previsión a la baja.

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