La función del CCE en los últimos tres años del gobierno actual
Para José Medina Mora, presidente de la Coparmex, que la cúpula empresarial sea un contrapeso es fundamental para garantizar la democracia en el país, la libertad de empresa, la libre competencia y de mercado.
Esto no implica que el organismo funja como un lanzafuegos contra el poder político, pero sí como un órgano de representación que fomente el bien común y que mantenga la unidad de todo el ecosistema empresarial, sin importar si se trata de una micropyme, una pyme o una trasnacional.
No obstante, acorde con una fuente cercana al consejo que pidió el anonimato, presidir el CCE ya no es objeto de deseo ni el instrumento de transformación como lo era hace unos años, debido a que la narrativa presidencial actual no necesariamente está favoreciendo al sector privado.
Salazar, señala la fuente, es un líder conciliador. Pero es difícil mantener el barco cuando tienes vientos encontrados, olas que van y vienen y tu propia tripulación te dice que te vayas para un lado y luego para el otro. “Dirigir al consejo no es la responsabilidad de un solo hombre y eso hace difícil la posibilidad de que el barco se sostenga en una misma dirección”, sentencia.
“Con el grado de cansancio y desesperación, sí hay empresarios que consideran que para lo que resta de este sexenio, por la manera en que este gobierno ve a la empresa, ya no habrá cambios, sino una radicalización. Esto hace que para muchos empresarios los órganos de representación empresarial no tengan sentido y opten por esperar a que haya mejores tiempos para la IP”, explica.
En opinión de Bosco de la Vega, el CCE no debe perder su esencia y razón de ser. En los últimos tres años de la administración gubernamental, ve a un consejo capaz de coordinar a los empresarios para luchar por la libre empresa, economía de mercado y estado de derecho.
“Veo a un consejo que vela por mejorar la seguridad, la inversión nacional y extranjera, la generación de empleos mejor pagados, más reparto de impuestos, crecimiento del consumo interno, de la economía, con una baja en los precios de los insumos, alimentos, bienes y servicios. Un consejo que vea cómo darle la vuelta a este país, sin mirar al pasado, pero buscando un buen futuro”, comentó en entrevista.
Javier Treviño, director general ejecutivo del CCE, advierte que el éxito del consejo va a depender de quien sepa entender y reconciliar los dilemas y las contradicciones de las políticas públicas. De quien logre construir puentes con el gobierno, mantener la interlocución y asegurar un lugar en la mesa de negociación.
“No se trata solo de abrir puertas para las organizaciones empresariales, sino de crear una nueva estrategia corporativa porque el riesgo político es más grande. En este escenario, se requiere anticipar y pensar fuera de la caja, hacer nuevas propuestas para crear valor público y adquirir esa legitimidad que necesitan las empresas”, advirtió en el foro.
A su parecer, es necesario entender lo que está ocurriendo en el congreso y en la sociedad y fortalecer la capacidad analítica y de propuesta de las empresas, ya que eso es fundamental para crear mejores iniciativas de política pública y para poder enfrentar el ‘juicio social hacia las empresas’, a través de nuevas leyes, reglamentos, protestas, huelgas, etc.
En lo que resta de este sexenio, “tenemos que aprender a preguntarnos tres cosas: ¿Cuál es el valor público que debemos crear desde las organizaciones empresariales?, ¿cuáles son las fuentes de legitimidad de apoyo para las organizaciones del sector empresarial?, y, ¿cuál es la capacidad interna con la que contamos desde el CCE?”, concluyó.