A principios de este año, el fabricante estadounidense General Motors anunció que tiene como objetivo eliminar las emisiones de sus nuevos vehículos ligeros para 2035. Ford, Volkswagen, Nissan y Toyota tienen estrategias detalladas para electrificar gran parte de sus flotas durante la próxima década, mientras que otras marcas, como Mini, Jaguar Land Rover, Volvo y Audi, han anunciado que dejarán de vender modelos a gasolina o diésel en la siguiente década. De repente, la demora de los principales fabricantes de automóviles para electrificar sus flotas se está convirtiendo en una carrera por ver quién lo logrará antes que todos.
Las ventas mundiales de vehículos eléctricos ascendieron a 4.2 millones de unidades en 2021, un 108% más que en 2020, según datos de la consultora Jato Dinamycs. En muchos países, las iniciativas gubernamentales acelerarán el cambio hacia la movilidad cero emisiones, pero incluso sin nuevas regulaciones o prohibiciones, se espera que la mitad de las ventas mundiales de vehículos de pasajeros en 2035 serán eléctricas.
Las cantidades de litio –y demás elementos– que cada nuevo vehículo requiere varían según el tipo de batería y el modelo, pero podría ser alrededor de ocho kilos de litio, además de otros 20 kilos de manganeso, 14 kilos de cobalto y 35 kilos de níquel, según cifras del Laboratorio Nacional de Argonne. El vehículo Tesla Model S, por ejemplo, funciona con baterías que requieren alrededor de 12 kilos de litio, y la demanda en todo el mundo continúa aumentando a medida que las opciones alimentadas por batería se vuelven más populares.
“En las próximas décadas, cientos de millones de vehículos saldrán a la carretera con enormes baterías en su interior y cada una de esas baterías contendrá decenas de kilogramos de materiales que aún no se han extraído”, dice un informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE). Esta conversión masiva de la movilidad individual, que a partir de la siguiente década pasará de depender de los combustibles fósiles a requerir de minerales críticos como cobre, litio, níquel, cobalto y elementos de tierras raras, está cambiando el orden de las prioridades de los gobiernos alrededor del mundo.
El litio, los vehículos eléctricos y el T-MEC
Hoy, la producción mundial de litio se concentra en Australia, Sudamérica y Asia, pero con la entrada en vigor del tratado comercial de México con Estados Unidos y Canadá (T-MEC), la explotación del litio cobra mayor relevancia ya que se debe asegurar una cadena de suministro en Norteamérica. En 2025, los coches fabricados en estos tres países deberán tener al menos un 75% de sus componentes producidos en la región para que puedan comercializarse libres de aranceles. Esto incluye a las baterías de litio, lo que significa que los fabricantes de vehículos tendrán que desarrollar una cadena de suministro en Norteamérica para poderlas producir.
La Casa Blanca informó a finales de marzo que el presidente Joe Biden invocará la Ley de Producción de Defensa para fomentar la producción nacional de minerales necesarios para fabricar baterías para vehículos eléctricos. La orden de Biden podría ayudar a las empresas a recibir fondos del gobierno para estudios de factibilidad en proyectos que extraen materiales, incluidos litio, níquel, cobalto, grafito y manganeso.
México ya ha atraído inversiones para la explotación de yacimientos de litio. Actualmente hay 36 proyectos mineros de litio, todos ellos financiados con capital extranjero y controlados por 10 empresas, según datos del Sistema Integral sobre Economía Minera y de la Secretaría de Economía. La mayoría son pequeñas compañías canadienses que buscan generar interés en el mercado y captar recursos de los inversionistas. Pero realmente solo hay tres firmas que están activas en este sector y una que ha avanzado en su proyecto: Bacanora Lithium, propiedad de la china Ganfeng Lithium.
Bacanora y las concesiones mineras
A la fecha, Bacanora Lithium posee tres concesiones en Sonora y ha invertido 50 millones de dólares en estudios de viabilidad y una producción piloto. En 2018, la compañía pronosticó una producción de 17,500 toneladas de carbonato de litio para 2020. El objetivo, sin embargo, sufrió retrasos y la estimación actual de la empresa es que la producción comenzará en 2023 y aumentará hasta 35,000 toneladas anuales. La compañía prevé invertir hasta 2,000 mdd más en los próximos 10 años.
La china Ganfeng Lithium, que en 2021 se hizo de la totalidad del capital social de la compañía británica Bacanora Lithium, abarca una amplia extensión de la cadena de suministro de baterías de iones de litio, incluido el desarrollo de recursos, refinado y procesamiento de litio (75% de sus ingresos totales), fabricación de baterías (17%) y reciclaje de baterías y otros (8%), según datos de la empresa retomados por la firma de análisis Global X ETFs.
De aprobarse la reforma eléctrica, que busca reformar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, los inversionistas privados ya no podrán solicitar concesiones para la explotación de yacimientos de litio en México. Sin embargo, López Obrador dijo en el pasado que Bacanora no se expropiará.
Hoy, el presidente reiteró su interés de que el litio quede en manos de la nación: “En caso de que no se alcance la mayoría absoluta, al día siguiente envío la ley para reformar la Ley Minera y proteger el litio”.