Potencia vs eficiencia
Los motores más pequeños brindan algunos beneficios en comparación con los de aspiración natural más grandes. El principal, tanto para los fabricantes como para los usuarios, es la eficiencia del combustible, que se traduce en menos emisiones. Cuanta menos gasolina queme un motor, menor cantidad de gases expulsará el vehículo por el escape. El tamaño también es otro beneficio a considerar. Liberar espacio en el compartimiento del motor es algo que los ingenieros pueden aprovechar para dar unos centímetros extras a la cabina y aumentar el confort para los pasajeros. Pese a los beneficios, algunos consumidores aún miran con esceptisismo a los motores turbo de tres cilindros.
En Norteamérica siempre ha prevalecido la idea de que entre más grande y potente es un auto, es más auto. Directivos de Volkswagen lo explican bien: en México los consumidores tienen la percepción de que un sedán es más coche que un hatchback, y que un SUV es más que un sedán. Algo similar pasa con los motores. Hay quienes incluso se burlan de los de tres cilindros por el simple hecho de ser pequeños.
Pero conforme las nuevas generaciones de consumidores dan más peso a otros elementos dentro del auto, como la conectividad, la cantidad y el tamaño de las pantallas o el número de bolsas de aire; los consumidores están más dispuestos a dar una oportunidad a motores más pequeños y menos potentes, comparados con los de 6 u 8 cilindros que prevalecían hace dos décadas.
Aunque con los motores turbo no se obtiene el torque que se tendría con 6 u 8 cilindros, para un conductor que usa su vehículo a diario, para trasladarse del punto A al punto B, eso es todo lo que realmente necesita. Además, los precios de la gasolina, que en los últimos meses han subido a nivel global por las sanciones impuestas a Rusia, uno de los mayores productores de petróleo, están impulsando a los consumidores a buscar modelos más eficientes. Un escenario completamente diferente al que se tenía hace 20 años, cuando la gasolina se había vuelto realmente barata comparado con los registros históricos, lo que permitía a la gente comprar vehículos de gran consumo de gasolina como SUV, pickups y Hummers.
En 2002, el precio de la gasolina en Estados Unidos estaba en 1.75 dólares por galón. En México no rebasaba los 10 pesos por litro, según datos de la Oficina de Eficiencia Energética de Estados Unidos y del Sistema de Información Energética mexicano. Pero ahora el precio de la gasolina se ha disparado. A casi tres meses de iniciar la invasión rusa en Ucrania, los estadounidenses enfrentan un brinco en el precio promedio de la gasolina, que pasó de 2.75 por galón en 2021 a 4.37 dólares por galón en mayo, desde el precio máximo de 4.11 dólares establecido en 2008. En México, este incremento se ha visto mitigado gracias a los subsidios que semana a semana renueva la Secretaría de Hacienda.
Son más eficientes, pero también más caros
En la mayoría de las situaciones ordinarias de conducción, un automóvil no requiere toda la potencia. Salvo las veces que se tiene que hacer un rebase a alta velocidad o recorridos ocasionales por autopista, no hay ninguna circunstancia en la que se use el 100% de la potencia del motor. La mayoría del tiempo, el motor se mantiene en la banda de revoluciones bajas por lo que, en la mayoría de los casos, no todos los cilindros funcionan a plena capacidad.
Los ingenieros de Volkswagen reconocieron esto y han acelerado el desarrollo de los pequeños motores turbo. Hoy, la gama de motores que el fabricante alemán ofrece en México incluye tres motores turbo, de 1.0, 1.4 y 2.0 litros, además de dos aspirados, de 1.6 litros para los modelos pequeños y de 3.6 litros para los SUV más grandes. Otros fabricantes como Suzuki o BMW también han apostado por los motores turbo de tres cilindros.
Aunque los motores turbo han respondido bien a la compleja orografía de México, su precio aún no permite a los fabricantes dar el carpetazo a los motores de aspiración natural. “Un motor turbo es alrededor de 20,000 pesos más caro que el de aspiración natural”, dice González.
Para mantenerse competitivo en precios, el fabricante alemán ha optado por mantener los motor aspirado para las versiones más económicas y colocar el tubo en las intermedias y las tope de gama. T-Cross es un buen ejemplo de esta estrategia. Una versión por debajo de los 400,000 pesos contará con el motor aspirado de 1.6 litros, que de hecho tendrá el mismo nivel de equipamiento que la que le sigue en precio, pero que es alrededor de 20,000 pesos más cara porque cuenta con el motor más moderno, el turbo de 1.0 litros y de tres cilindros.