El Sanborns de los Azulejos es una especie de máquina del tiempo. Los pasillos de la casona, edificada en 1524, son casi un museo para quienes llegan al lugar, que pueden pasear por la tienda, librería, restaurante o fuente de sodas, mientras observan la estructura y fotografías que cuelgan de algunos de sus muros.
El negocio fue adquirido por Carlos Slim en 1985. El lujoso restaurante, que por décadas fue el punto de reunión de la élite mexicana, se convirtió en el corazón de los negocios del empresario más rico de México.
El restaurante dio nombre a la unidad de negocio de ventas minoristas de la familia Slim –Grupo Sanbors– y la empresa abrió decenas de unidades bajo el concepto de integrar varios negocios en un mismo espacio, desde restaurante y librería, hasta farmacia y venta de regalos. Antes de la pandemia, la empresa contaba con 167 establecimientos Sanborns, con operaciones de restaurante y tienda; más otros 22 Sanborns Café.
El modelo de negocio poco ha cambiado en sus 100 años: los alimentos, como las clásicas enchiladas suizas, aún se sirven en las vajillas tipo Talavera, y las meseras visten los uniformes creados por los fundadores para resaltar las tradiciones mexicanas. Pero la pandemia ha representado un desafío para la compañía que aún no ha podido superar.