Además, el pasado junio Viva Aerobus firmó un acuerdo de compra con la compañía por 1 millón de litros de SAF, que comenzó a utilizar en vuelos entre Guadalajara y Los Ángeles.
La apuesta por el SAF es tal, que la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por su sigla en inglés) estima que 65% de la reducción a cero emisiones para 2050 provendrá de este combustible, con una demanda que escalaría a 449,000 millones de litros de SAF desde los 8,000 millones que se estiman para 2025.
Entrar en el segmento de combustible aéreo en México no es tarea sencilla. Con un amplio dominio de la paraestatal Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) en el mercado de turbosina, las aerolíneas tienen pocas alternativas, principalmente desde Estados Unidos.
Es de ésta manera que Neste ha encontrado una vía para abrirse paso entre las aerolíneas mexicanas, con combustible principalmente producido en California desde donde ven un fuerte potencial de mercado.
“Estamos buscando oportunidades para proveer a México. Nos vamos a expandir”, dice en entrevista Thorsten Lange, vicepresidente ejecutivo de aviación renovable en Neste. “Somos una compañía relativamente pequeña comparada con otras, no estamos en condiciones de estar en cada aeropuerto, así que nos aliamos con jugadores locales”.
La compañía ha logrado hacerse de otros clientes como la neerlandesa KLM, la alemana Lufthansa y las estadounidenses Delta y American Airlines. En ello, la colaboración con los aeropuertos ha jugado un rol crucial, como ha sido el caso de los aeropuertos de Los Ángeles y de San Francisco.
Neste ha encontrado las condiciones para producir y distribuir su combustible en California a raíz de una serie de incentivos que han convertido a la entidad en un auténtico oasis para el SAF, cuyos costos de producción son de dos a cuatro veces más elevados que la turbosina regular. Con la política California Low Carbon Fuel Standard, se elaboró un marco que asigna un valor a la reducción de emisiones de carbono mediante combustibles sustentables, que incluyó al SAF en 2019.
Sin embargo, a falta de incentivos similares en México, la empresa ve viable ganar mercado a través de alianzas, como la que hizo con la compañía estadounidense Avfuel para proveer el pedido de Viva Aerobus.
“Estamos haciendo un esfuerzo para entrar en el mercado mexicano, no directamente como Neste, sino a través de alianzas. Podemos proveer el producto a través de vendedores en México, y luego ellos pueden distribuirlo por sí mismos. No tenemos que ser necesariamente nosotros”, refiere el directivo.
Incluso, Lange se mostró abierto a una alianza con el gobierno federal para ello, que, pese a la política energética que ha priorizado poco las energías renovables, ha dado señales de entrar en este segmento. La más reciente prueba de ello fue un programa encabezado por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) para la producción de combustible sustentable a partir de algas marinas.
“Estaría feliz si el sector público viniera a nosotros, y dijera: ‘Hagamos algo juntos’. No hay pláticas todavía, pero poco a poco llegaremos a ellos”, concluyó el directivo.