Nuevo León, que informes recientes sugieren es el destino más probable, cuenta con un acceso rápido a Estados Unidos, una fuerza laboral calificada y una vida cómoda para los ejecutivos.
Hidalgo, contiguo a Ciudad de México, está a cientos de kilómetros de la frontera, pero los costos de la tierra y la mano de obra son menores.
En cualquier caso, Tesla dependerá del Gobierno para aprovechar el inestable suministro eléctrico de México y enfrentará dificultades para obtener energía sustancial de fuentes renovables.
Eso pone a la compañía con sede en Austin -y a cualquier otro inversionista importante que busque construir fábricas en México- a merced de las fuerzas políticas dictadas, principalmente, por López Obrador.
El líder nacionalista ha dado la prioridad estatal a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a pesar de las críticas de que su generación, principalmente a base de combustibles fósiles, contaminan y desplazan a la empresa privada.
Estados Unidos y Canadá han entrado formalmente en una disputa comercial sobre la política energética de México.
Muchos analistas también aseguran que el Gobierno parece haber intentado inclinar la balanza en favor de Hidalgo, un estado gobernado por un aliado de López Obrador y ubicado cerca a uno de los proyectos más emblemáticos del mandatario: el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
"Es muy importante tener en cuenta los factores políticos en este momento y este es un ejemplo perfecto", sostuvo Claudio Rodríguez, abogado de Holland & Knight especializado en energía. "El tema Nuevo León-Hidalgo es 100% político", agregó.
Tesla y un portavoz de la presidencia de México no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios. No está claro exactamente cómo será la inversión de Tesla en México y qué planea producir la compañía en el país.
"El desarrollo de otras regiones que puedan convertirse en polos los industriales también es algo que puede beneficiar a México en el largo plazo", sostuvo Alejandra Soto, de la consultora Control Risks. "Pero forzar a alguien (a instalarse en un lugar determinado) no es positivo".
¿Potencial desperdiciado?
El interés de Musk por invertir millones de dólares en México se produce cuando el país comienza a reclamar el centro de atención como un punto de acceso para el "nearshoring".
Con sus bajos costos y su ubicación junto al mercado estadounidense, México surgió como una alternativa atractiva que poco a poco está atrayendo a la manufactura en sectores como automóviles, electrónica, textiles y muebles.
Muchos acuerdos han aterrizado en Monterrey -la opulenta capital de Nuevo León-, incluso proveedores de Tesla: la primera planta fuera de Asia de la empresa electrónica taiwanesa Quanta Computer y una expansión del fabricante italiano de frenos Brembo.
En otro acuerdo reciente, la alemana BMW aseguró que invertirá 866 millones de dólares en el estado central San Luis Potosí para producir baterías y autos eléctricos.
La inversión extranjera directa hacia México aumentó un 12% el año pasado para llegar a los 35,300 millones de dólares, según datos preliminares, otra señal de que el nearshoring está cobrando impulso, dicen analistas.
El cambio también está ocurriendo al otro lado de la frontera. Las importaciones de productos mexicanos desde Estados Unidos aumentaron un 7% en 2021 en comparación con 2019, el ritmo más rápido en una década.
Sin embargo, López Obrador está frenando la capacidad de México para un auge del nearshoring, sobre todo, con sus políticas energéticas, dicen analistas. El Gobierno tiene las llaves del suministro eléctrico de México, con la capacidad de acelerar o retrasar las solicitudes para conectarse a la red.
El mandatario revirtió una reforma de su predecesor que, según él, fue demasiado generosa al abrir el mercado energético al capital privado. Ha suspendido los permisos de generación de energía para el autoabastecimiento, lo que permitía a las empresas organizar sus propios suministros de electricidad, y también obstaculizó los intentos de las empresas privadas de conectar su producción de energía a la red nacional.
"Llama la atención que las decisiones de suministro de energía estén determinadas por criterios políticos cuando debería ser una cuestión de mercado abierto y de disponibilidad para que las industrias elaboren sus planes de negocios en base a lo que mejor les convenga", opinó Juan Francisco Torres, abogado de Hogan Lovells.
"Imagínate lo que sería si tuvieras una política rentable en materia de inversiones, eficiente en materia de energía, con grandes facilidades", agregó. "Estaríamos volando a 30,000 pies y teniendo inversiones inacabables, pero eso no está sucediendo".