El abrupto cese de operaciones de Aeromar, así como la frustrada intención de compra por parte de la firma brasileña Nella, se derivaron de la presión de hacer una inyección de capital inmediata para cubrir los adeudos con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), asegura Danilo Correa, director general de la aerolínea hasta su reciente cese de operaciones, el pasado 15 de febrero.
Por una parte, los adeudos con el AICM –por 520 millones de pesos– y con ASA –por 74.1 millones de pesos hasta el cierre de 2022– derivaron en que hubiera un cese en el suministro de turibosina desde la noche del 14 de febrero, lo que impidió la continuidad de las operaciones pese a que se tenía como límite de pago la medianoche del 15 de febrero.
"En últimas fechas el pago de la turbosina era por anticipado, si requeríamos 100 litros, primero se pagaban, luego se abastecían. El 14 de febrero por la noche esperábamos el abasto de combustible para los vuelos del 15, pero esto no ocurrió", dice el directivo en un documento enviado por su área de relaciones públicas a Expansión.