Hasta el momento, el vehículo eléctrico con mayor volumen de producción en el país es el Mustang Mach-E de Ford, que se ensambla desde noviembre de 2020 en Cuautitlán, Estado de México, y del que paulatinamente ha incrementando sus niveles de producción.
Al cierre de 2020, el fabricante estadounidense produjo 6,717 unidades de su modelo eléctrico, cifra que en 2021 fue de 58,292 unidades y que el año pasado ascendió a 77,897 unidades, de acuerdo con datos de Inegi.
Si bien, son varias las armadoras que han anunciado la incorporación de vehículos eléctricos a sus líneas de producción antes de que termine la década, como BMW en San Luis Potosí, General Motors en Coahuila o Volkswagen y Audi en Puebla, Barquera subraya que el reto hacia adelante consistirá en que México tenga la capacidad de mantenerse como una plataforma competitiva para la producción de vehículos.
Hoy, el país es el séptimo productor de vehículos a nivel global.
“Tenemos que trabajar todos, industria y sector público, para asegurar que seguiremos como potencia automotriz bajo el nuevo paradigma y las nuevas tecnologías. Hacia allá tendríamos que caminar, evidentemente, con un entorno de certeza jurídica para las inversiones, eso es fundamental”, añadió.
La última en anunciarse es la de Tesla. El fabricante estadounidense confirmó el miércoles pasado, durante su reunión anual con inversionistas, que construirá en Nuevo León su quinta gigafábrica de vehículos, la cual podría estar lista en un año, quizá menos.
El mayor fabricante de vehículos eléctricos a nivel global tiene el objetivo de alcanzar los 20 millones de autos producidos anualmente hacia 2030, desde las 1,369,611 unidades entregadas el año pasado, de acuerdo con su reporte financiero. La de México podría ser una de las más grandes plantas productoras de vehículos eléctricos en el mundo, una vez que alcance su máxima capacidad.