De acuerdo con el organismo, la demanda aparente de acero en América Latina tocó un punto máximo en 2021, cuando llegó a 75 millones de toneladas, lo que significó un incremento anual del 26%. Del total, México contribuyó con cerca de 25 millones de toneladas, es decir, una tercera parte.
La Alacero estima que el consumo de acero aparente de América Latina aumentará 1.9% este año y 2.4% el siguiente. En el caso particular de México la demanda subirá 2% y 3%, respectivamente.
La creciente búsqueda de materiales sostenibles en la industria automotriz que opera en México, sumado a una mayor demanda de acero por parte de los fabricantes de maquinaria, que han visto incrementar sus pedidos conforme el nearshoring favorece la instalación de nuevas plantas, ha detonado un alza en los pedidos de acero en el país.
“Conectando el tema del medio ambiente con el nearshoring, dos tendencias que convergerán en los próximos 20 o 30 años, tenemos una oportunidad de oro, histórica, de tener un rol mucho más preponderante como proveedores de acero”, asevera Wagner, en entrevista con Expansión.
Si bien, el panorama luce alentador, las industrias requieren aceros, que además de ser especializados, sean 'cero emisiones' en su cadena de fabricación, lo que sitúa al sector en un camino con claros y oscuros.
El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), considera “complicada” la descarbonización de las industrias pesadas como la del cemento, hierro y acero, petróleo y gas, entre otras, por las opciones limitadas que tienen para alcanzarla.
Entre los retos a los que se enfrentan estas industrias menciona la obtención de tecnologías de bajas emisiones, el acceso a la infraestructura energética, políticas y regulaciones favorables, así como el acceso al capital.
“Estos actores tienen cadenas de valor complejas que consumen mucha energía y que suelen generar emisiones en el proceso… Son sectores intensivos en capital con largos ciclos de inversión y bajos márgenes, todo lo cual representa desafíos para que la industria cambie de rumbo”, añade el WEF en el documento.
Desde la perspectiva de Wagner, para alcanzar la producción de acero “verde” es algo que cada empresa debe dialogar con sus clientes, para que, a partir de sus requerimientos, la acerera pueda establecer metas u objetivos de reducción de emisiones, para poder cumplir con la cantidad de CO2 que debe generar su proceso de producción.
"Lo importante es hablar de un acero con la menor emisión de carbono posible, pero diría que hoy es casi imposible tener un acero verde (cero emisiones) comercial, porque el acero tiene carbono en su composición química, por eso a nosotros nos gusta más hablar de aceros de baja emisión de carbono”, añade.