Las conversaciones para poner fin a la huelga siguen en curso, pero la incertidumbre persiste al interior de las empresas sobre cuánto tiempo durará la disputa laboral. Esto mantiene la presión sobre la disponibilidad de piezas y vehículos en el mercado, lo que podría afectar a consumidores, talleres de servicio y la industria automotriz en su conjunto.
Un análisis de Intercam calcula que las afectaciones económicas de la huelga podrían alcanzar entre 500 y 5,000 millones de dólares diarios a los proveedores, las armadoras y los propios trabajadores. A nivel macroeconómico, se pronostica que la economía estadounidense podría sufrir un modesto lastre en su crecimiento del PIB trimestral anualizado del 0.2% si la huelga durara un mes.
¿Qué plantas están en huelga?
El 14 de septiembre, el UAW llamó a unos 12,700 empleados en las plantas de ensamblaje de General Motors en Wentzville, Missouri; de Ford en Wayne, Michigan, y de Stellantis en Toledo, Ohio, a iniciar una huelga.
El sindicato estadounidense buscaba un aumento de 46% en los salarios en los siguientes cuatro años, 20% de aumento inmediato, beneficios de pensiones para todos los trabajadores, semanas laborales de 32 horas y beneficios adicionales. Si bien las armadoras afectadas buscaron evitar la huelga, las contraofertas que hicieron sus representantes a la UAW no fueron suficientes.
Una semana después, el 22 de septiembre, el UAW amplió su huelga a 38 centros de distribución de refacciones de General Motors y Stellantis, afectando la disponibilidad de piezas. El 29 de septiembre, se sumaron a la huelga las plantas de ensamblaje de Ford en Chicago y de General Motors en Lansing Delta Township, Míchigan.
Aunque estas plantas producen modelos de segmentos relevantes como SUV y pickups, no son los más rentables de las tres marcas. En el caso de General Motors, por ejemplo, las pickups Silverado y Sierra, así como sus SUV Suburban y Tahoe están entre sus vehículos más rentables, mientras que Ford se destaca con su F150, y Stellantis con su línea de pickups RAM.
El presidente del sindicato, Shawn Fain, mencionó el viernes pasado que la amenaza de detener la planta de Arlington, Texas, que produce pickup y SUV rentables, como los SUV Suburban y Tahoe, llevó a la empresa a ceder ante algunas demandas del sindicato, especialmente la relacionada con que los trabajadores de sus futuras plantas de baterías para vehículos eléctricos estuvieran cubiertos por el acuerdo laboral nacional que rige a otros miembros del UAW en General Motors.
Además de este acuerdo relacionado con los trabajadores de las plantas de baterías, Fain señaló que las empresas ahora están dispuestas a ofrecer aumentos salariales que oscilan entre 20% en General Motors y Stellantis, y 23% en Ford, durante la vigencia del contrato que finaliza a principios de 2028. Sin embargo, estos porcentajes aún no alcanzan el objetivo principal de un incremento de 46%.
¿Desabasto de vehículos para México?
La persistente incertidumbre sobre la duración de la huelga y las posibles consecuencias continúa generando preocupación en las sedes de las compañías automotrices de Detroit en México. Tanto directivos de Ford como de General Motors en el país han destacado que cuentan con inventarios para soportar la situación actual, al menos a corto plazo. Pero no descartan que si el conflicto no se resuelve pronto este escenario podría tornarse negativo, debido al nivel de integración que existe entre Estados Unidos y México.
Lucien Pinto, director de ventas y mercadotecnia de Ford en México, dijo en entrevista que, hasta el momento, la situación no ha tenido un impacto negativo en la empresa mexicana, gracias a que mantienen un inventario de los modelos afectados. “Nosotros tenemos más de dos meses de inventario”, detalla Pinto.
No obstante, reconoció que algunos de sus modelos, como Bronco, Explorer y Lincoln Aviator, podrían verse afectados si la huelga no se resuelve pronto. Pinto detalló que la disponibilidad de Ranger, otro de los vehículos afectados por la huelga, no está comprometida debido a que México importa la pickup de otros mercados.
Tere Cid, directora de comunicación corporativa de General Motors en México, indicó que, hasta el momento, también tienen suficiente inventario de los modelos afectados por la huelga. Sin embargo, “no es infinito”, y la cadena de suministro altamente integrada podría causar problemas en el futuro en las plantas mexicanas si la huelga no se resuelve pronto.
Muchas de las piezas esenciales, como motores, son producidas en Estados Unidos y luego enviadas a las plantas de ensamblaje mexicanas. Por lo tanto, cualquier interrupción prolongada en la producción de piezas podría afectar a la industria en México en el futuro.
“Hasta ahorita no hay afectación. Nuestras plantas están operando de manera normal, ahorita no vemos mayor afectación, pero puede cambiar”, dice Cid.