Era octubre del año pasado cuando el grupo de hackers conocido como Guacamaya reveló que la Sedena se perfilaba para poner en marcha una aerolínea controlada por las Fuerzas Armadas y que utilizaría el avión presidencial para ello, el Boeing 878.
Ese 4 de octubre el presidente Andrés Manuel López Obrador aceptó que el plan estaba gestándose y que, además, la aerolínea sería manejada por la empresa controladora del Tren Maya y el mismo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el grupo Olmeca-Maya-Mexica.
“Sí, es muy probable que para el año próximo ya esté esta nueva línea aérea. Hay muchos sitios en los que no se puede llegar por avión, porque son atendidos por las líneas actuales. Además, ha habido una disminución, pues no solo fue Mexicana, sino Interjet, y también se han reducido los vuelos de Aeromar. Hay ciudades donde antes había vuelos y ahora ya no hay”, justificó en ese momento.
El tiempo pasó y la puesta en marcha de la aerolínea parecía haberse pausado. El 20 de abril de este año el gobierno de México informó que se concretó la transacción para la venta del avión presidencial a la República de Tayikistán, un país de Asia Central.
El resurgimiento de Mexicana como aerolínea militar
A Mexicana de Aviación se le considera la cuarta aerolínea más longeva del mundo: fue fundada en julio de 1921 y sus operaciones comenzaron con capital privado. En 1982 el Gobierno de México adquirió el 54% de la empresa.
El declive llegó un par de décadas después, en agosto de 2010, cuando se solicitó su concurso mercantil y la suspensión de operaciones.
Aunque tienen el mismo nombre, desde la perspectiva de Fernando Gómez Suárez, especialista del sector aéreo, la nueva aerolínea operada por la Sedena es una firma totalmente diferente. “No es el rescate de la empresa ni de los trabajadores. Es el inicio de una empresa con el nombre adquirido de Mexicana de Aviación”, destaca en entrevista con Expansión.
El 10 de agosto pasado, el Ejecutivo anunció un acuerdo para adquirir la marca por 815 millones de pesos. El monto resultó tras un avalúo de bienes realizado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, que sería distribuido entre los más de 7 mil trabajadores que estaban en la anterior Mexicana de Aviación.
A la par, el mandatario expuso que la aerolínea comenzaría operando en 20 destinos con 10 aviones que serían arrendados.
El plan inicial, anunciado también en agosto por la Sedena, contemplaba el arrendamiento de 10 aviones Boeing 373-800, que serían entregados en septiembre. Pero estos no llegaron y las autoridades no proporcionaron mayor información al respecto.