Cada producto tiene una etiqueta naranja con el mismo número: 38 yuanes (unos 90 pesos). No obstante, la vendedora pide que no se haga caso a los precios colocados en las etiquetas: “no son los verdaderos, sólo se ponen en caso de control policial”. Los foráneos preguntan el precio, pero ella dice que primero hay que elegir los productos y luego se establece un precio. Promete dar una buena oferta.
“¿Cuánto por estas tres bolsas?”, pregunta una de las personas en el local. Sobre el mostrador está una réplica de la Ophidia Convertible de Gucci y otras dos de Lui Vuitton, Multi Pochette Accessoires y Noé Noé. Las tres piezas originales suman 136,000 pesos. “Para ti, 11,000 yuanes (unos 26,000 pesos”, dice la vendedora del local chino. Ante la negativa del comprador, la vendedora saca una calculadora y dice: “¿Cuanto me ofreces entonces?”. El comprador digita el equivalente a 3,000 pesos. “Estás jugando conmigo, ese precio no puede ser, no, no, no. Dame otro precio”.
El proceso de regateo se extiende durante 45 minutos. Tras una veintena de cantidades tecleadas en la calculadora, que no obedecen a ninguna lógica y que van de los 500 pesos a los 25,000, se llega a un acuerdo: 4,200 pesos por tres bolsas. Unos 1,400 pesos cada una, que comparado con el precio original parece una ganga. La bolsa Gucci Ophidia Convertible Clutch original cuesta 40,400 pesos, mientras que la Multi Pochette Accessoires de Lui Vuitton ronda los 50,000 pesos. Las bolsas vienen en cajas brandeadas, con bolsas protectoras, etiquetas e incluso con certificados de autenticidad.
La OCDE estima que el comercio mundial de falsificaciones ascendió a 464,000 millones de dólares en 2019, el último dato disponible. Esto supone un 2.5% del comercio mundial. Marcas como Louis Vuitton y Gucci se encuentran entre los principales objetivos de los falsificadores.
En algunos locales, la calidad de las imitaciones es mejor que en otros. Los mismos vendedores apelan a ello para intentar obtener un mayor precio. No obstante, la cantidad pagada por los foráneos, aunque parezca una buena oferta, genera cuantiosas ganancias para los locales. Una imitación de maleta Sindermore, cuyo precio es de 6,000 pesos, se consigue en 1,000 pesos. Pero Eric Yang, un local de Shanghái, asegura que él compró una en el equivalente a 400 pesos.
Las quejas sobre la proliferación de productos falsificados en China han llegado a oídos de gobiernos extranjeros y funcionarios comerciales, pero hasta ahora, los esfuerzos por detener la piratería han tenido resultados limitados. Mientras tanto, estos productos inundan mercados en línea, tianguis y aceras de todo el mundo.
El vínculo con Tepito: un mercado secreto de lujo imitado
En México, Tepito se ha convertido en un epicentro de productos falsificados. Los vendedores en el tianguis ofrecen desde bolsos hasta tenis y camisetas de fútbol importadas desde China, la principal economía de origen de las falsificaciones.
“Pásale, tenemos todas las tallas”,“Barato, como la carne de gato”, gritan los vendedores de los puestos del Tepito, el tianguis más famoso de la Ciudad de México. Entre los puestos tubulares con lonas de colores azul o amarillos, que exhiben jeans, playeras, tenis o micheladas, también hay un espacio para el lujo.