Aunque mantener los inventarios no es una estrategia que todos los pequeños comerciantes pueden hacer. Cristina López, quien tiene un puesto de verduras en un mercado al norte de la Ciudad de México, no puede guardar mercancía, dada la naturaleza de su oferta es de alimentos frescos, que han tenido un avance en su precio con el inicio de año.
“Sube el precio del transporte y la gasolina, y ya con eso nos suben a nosotros el precio de la verdura”, dice. “No todo aumenta, entonces buscamos traer más barato para no perder la venta o tener opciones para los clientes, que se llevan tomate en lugar de jitomate, o calabazas por zanahorias”, añade.
En los días que van de enero, el costo de la canasta básica alimentaria se ubicó en promedio en 1,829.40 pesos, un aumento de 6.7% frente a los 1,714.37 pesos del año pasado, según un sondeo realizado por la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
En el análisis, la ANPEC detalla que entre los productos con mayor avance en el precio está el tomate con un alza 73.2%, la cebolla con 43.04%, el tomate verde con 18.71%, el chile poblano con 14.74% y el pollo entero que aumentó 10.78%.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la ANPEC, comenta que en la etapas de precios altos o con las carteras gastadas y con poco disponible para el gasto, las tiendas y pequeños comercios en mercados se convierten en la opción para los consumidores que hacen las compras para el día a día.
A esto se añade que no todos los comerciantes tienen la posibilidad de mantener inventarios de gran volumen, por un lado por la falta de espacio, además de que algunos no cuentan con el dinero para realizar esta inversión. “Lo que hacen es ir comprando contra lo que van vendiendo”, explica.
Entre las ventas a granel y las marcas locales
No son solo los comerciantes. Los compradores también buscan alternativas para sortear la cuesta de enero. De acuerdo con la consultora ISCAM, se limitan a adquirir solo los productos que se agotan en sus alacenas y optan por comprar marcas blancas o a granel.
Esta tendencia beneficia a las tiendas de barrio, que también ajustan su oferta para responder a estas tendencias de consumo. El presidente de ANPEC explica que hasta ahora notan la compra de productos por pieza en lugar de por kilogramos, sobre todo en los alimentos con más alzas en su precio.
Además, las tienditas y comercios suman a su oferta mercancías de productores locales, como crema o queso, o botanas sin marca, que tienen un precio por debajo de los mismos productos que ofertan las grandes marcas. Incluso la venta de agua a través de purificadoras avanza frente a la venta de agua embotellada de marcas como Ciel o Bonafont.
“La gente ya no reparan tanto en las marcas en muchos de los segmentos que se venden en el pequeño comercio, optan por comprar por precio y volumen y aunque no sea de la mejor calidad para poder conciliar con el poder de consumo”, dice.
El presidente de la ANPEC estima que el efecto de la cuesta de enero se extenderá durante el primer trimestre del año, mientras anticipa un año retador para el pequeño comercio, que se enfrentará al encarecimiento de las cadenas de suministro, la sequía y el aumento de algunos impuestos, como el IEPS.