Hecho en México
Chevrolet Equinox EV se fabrica en la planta de Ramos Arizpe, Coahuila, que inició operaciones en 1981, y que se ha convertido en una de las cinco plantas de la corporación que fabrican vehículos eléctricos. La transición, sin embargo, no ha estado exenta de retos.
"La producción de vehículos eléctricos es algo que no habíamos hecho en México. Tuvimos un plan de capacitación muy amplio, anticipándonos a las nuevas tecnologías. Este ha sido un trabajo en conjunto con muchas áreas de soporte y con el apoyo de la corporación", dijo Alicia del Valle, directora ejecutiva de la planta.
La producción del Chevrolet Equinox EV comienza con el estampado de los paneles metálicos que conforman la carrocería del vehículo. En esta etapa, grandes placas de acero se posicionan en troqueles mediante grúas y robots que los manipulan para el proceso de prensado. Los paneles estampados se ensamblan en el área de carrocería, donde se sueldan y se aplican sellos estructurales, formando el esqueleto del vehículo. La carrocería pasa luego por un tratamiento anticorrosivo y se sumerge en varias capas de pintura para asegurar resistencia y durabilidad, además de obtener el color final elegido por el cliente.
Posteriormente, en el área de ensamble general, se integran componentes críticos que otorgan funcionalidad, seguridad y comodidad al Equinox EV. Aquí se instalan los sistemas eléctricos, incluyendo el drive unit, que es el motor eléctrico producido también en Ramos Arizpe, y la batería, que es el corazón del vehículo. Las puertas se ensamblan por separado para facilitar la instalación de los interiores, y luego se integran nuevamente al vehículo. El proceso concluye con pruebas de calidad.
La producción de vehículos eléctricos ha requerido adecuaciones tecnológicas y logísticas en comparación con los vehículos de combustión interna. Una de las principales diferencias radica en el peso considerable de las baterías, que es de aproximadamente 700 kilos, y el peso total del vehículo eléctrico, que alcanza casi las dos toneladas. Para manejar estos componentes más pesados, se invirtió en grúas y robots especializados capaces de soportar y manipular el peso adicional.
Además, el proceso de ensamblaje del chasis y la integración del sistema de propulsión eléctrica demandaron modificaciones en las líneas de producción y en los procedimientos de ensamblaje para garantizar la seguridad y eficiencia. Estos cambios incluyen nuevas herramientas y técnicas para el manejo de la batería y el drive unit, así como ajustes en el ensamblaje de los interiores y componentes estructurales para acomodar las diferencias en peso y diseño entre los vehículos eléctricos y los tradicionales de combustión interna.
Retos en la capacitación de mano de obra
La transición hacia la producción de vehículos eléctricos en Ramos Arizpe también ha supuesto un reto significativo en términos de capacitación de la mano de obra. "Capacitar al talento de tantos hombres y mujeres en nuevas tecnologías ha sido un gran trabajo. Hemos integrado a nuestro equipo con gente nueva y con experiencia", detalló Del Valle.
La formación incluyó el aprendizaje de nuevos procesos, el uso de herramientas especializadas y la adaptación a las tecnologías emergentes en el campo de la electromovilidad. Entre los nuevos perfiles que se integraron a la planta hay ingenieros electromecánicos y mecatrónicos.
La compañía también ha capacitado a la red de distribuidores para que puedan realizar el servicio y eventuales reparaciones que pudieran requerir las unidades de Equinox EV. "Hemos trabajado para desarrollar nuestra red de distribuidores, equipándolos con herramientas y formación específica para atender a los clientes de vehículos eléctricos", señaló Francisco Garza, CEO de GM en México.