La operación del AIFA, inaugurado en marzo de 2022, no ha alcanzado las expectativas iniciales de un tráfico de 20 millones de pasajeros anuales. Hasta el momento, la atracción de usuarios se mantiene por debajo de estas proyecciones. Para mejorar la conectividad y facilitar el acceso al AIFA, se construyó el tren suburbano, sin embargo, el inicio de operaciones del tramo que conectará al aeropuerto permanece incierto. Sin una fecha concreta para su apertura, el potencial del nuevo aeropuerto para atraer viajeros se ve comprometido.
Por otro lado, a medida que se consolida el control militar, el debate sobre la eficiencia y transparencia en las operaciones aeroportuarias se vuelve más relevante.
Un sistema aeroportuario militarizado
Las Fuerzas Armadas han adquirido un papel cada vez más importante en la operación de los aeropuertos. Actualmente, 19 aeropuertos cuentan con la participación de Sedena y la Secretaría de Marina, frente a las 34 terminales que aún operan bajo la iniciativa privada.
“Antes no había ningún aeropuerto operado por las fuerzas castrenses, el gobierno no participaba con ninguna aerolínea y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México era la principal central aérea de pasajeros y carga”, menciona Herrera.
Ante este escenario, la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero) ha exigido un "piso parejo" para las empresas privadas, así como políticas que fomenten un desarrollo integral del sector.
Según Julio Zugasti, experto en el sector aéreo de Hogan Lovells, "es fundamental que Sheinbaum logre compartir la mesa tanto con los sectores públicos como privados para alcanzar acuerdos que beneficien a toda la industria".
La creciente participación de las Fuerzas Armadas en el sector presenta una oportunidad para mejorar los niveles de seguridad, especialmente en aquellos aeropuertos que administran y que se encuentran ubicados en áreas con contextos desafiantes, generalmente en instalaciones pequeñas o locales.
Según Herrera, "la labor del Ejército es fundamental para complementar aquellas áreas donde la iniciativa privada puede verse limitada, ya sea por falta de un mecanismo eficiente de operación económica o por la insuficiencia de medios para garantizar la seguridad. Por lo tanto, esta tarea recae en el Estado o en una institución gubernamental que la iniciativa privada no podría abordar de la misma manera".
Mantener la Categoría 1
En septiembre del año pasado, México recuperó la Categoría 1 en seguridad aérea, tras haber sido degradado a Categoría 2 por la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés). Esta degradación resultó en un alto a los planes de expansión de la industria aérea mexicana, ya que durante un periodo de dos años y cuatro meses, las aerolíneas nacionales se vieron imposibilitadas para establecer nuevas rutas hacia Estados Unidos, su principal destino internacional.
Ahora, la presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta el desafío de establecer directrices que aseguren la preservación de esta categoría, un objetivo que cobra aún más relevancia debido al papel crucial que desempeñan las Fuerzas Armadas en el sector.
Según Julio Zugasti, experto en la industria, “el hecho de haber recuperado la Categoría 1 exige constantes actualizaciones y un esfuerzo continuo para mantenerla. Esto crea un panorama de colaboración en el que se deben considerar a todos los actores involucrados para conservar este estándar”.