Los restaurantes en Sinaloa han tenido que reorganizar sus operaciones frente a la crisis de violencia que se intensificó en Culiacán desde finales de julio. En un entorno que cambia día a día, las pequeñas empresas del sector sienten los efectos en sus finanzas y se adaptan para evitar el cierre definitivo.
Laura Guzmán Torróngentegui, vicepresidenta de la zona norte de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac), explica que algunos restaurantes en la zona de conflicto han ajustado sus horarios, optando por abrir solo durante el día y priorizar esquemas de entrega a domicilio. “Hemos sido muy creativos y nos vamos adaptando”, comentó.
Para garantizar entregas seguras, los restauranteros de Culiacán se han aliado con organizaciones de repartidores, lo cual ha permitido un flujo de ingresos constante, ya que los agregadores efectúan los pagos a fin de mes. Esto también ha impulsado a que la mayoría de los restaurantes operen como dark kitchens, aun cuando cuentan con espacios para recibir comensales.