Ante este escenario, Ferrari detalló en un comunicado que mantendrá sin cambios las condiciones comerciales para los pedidos de vehículos importados antes del 2 de abril de 2025, así como para tres de sus modelos: Ferrari 296, SF90 y Roma, sin importar su fecha de entrada a Estados Unidos. Sin embargo, el resto de su portafolio verá reflejado parcialmente el impacto de los nuevos aranceles, con incrementos de precio de hasta 10%.
A pesar de este ajuste, la firma italiana reafirmó sus objetivos financieros para 2025, aunque reconoció que la rentabilidad de sus márgenes operativos (EBIT y EBITDA) podría reducirse en hasta 50 puntos base.
Ferrari podría no ser la única
El impacto de los nuevos aranceles también ha generado preocupación en Lamborghini. Directivos de la marca italiana señalaron previamente que un impuesto del 25% sobre sus autos sería “muy difícil de gestionar”, dado que actualmente la tarifa de importación en Europa es de solo 2.5%.
“Estamos evaluando distintos escenarios porque nadie tiene claro el momento exacto en que esto se aplicará ni el impacto real. Es un número enorme y la discusión ha sido tan rápida que seguimos analizando cómo manejarlo”, indicó Federico Foschini, jefe de ventas y mercadotecnia de Lamborghini.
Lamborghini fabrica sus vehículos en Sant’Agata Bolognese, Italia, donde tiene su sede desde 1963. En esta planta se ensamblan a mano todos los modelos de la marca, incluidos los superdeportivos como el Huracán y el Revuelto, así como el SUV Urus.
Foschini también expresó su incertidumbre ante la volatilidad de las cifras mencionadas en la negociación comercial. Aunque en algunos casos se ha hablado de un arancel del 25%, en otros se ha mencionado un 10%, con ajustes adicionales por impuestos como el IVA. “Estamos analizando qué parte del impacto podemos absorber como empresa y qué parte se trasladará al cliente”, afirmó.