Afortunadamente –dice el empresario–, el éxito inicial de la empresa les permitió conseguir inversionistas. Vendieron el 15% de Starbucks a tres personas que uno de los socios conocía, lo que les permitió pagar deudas y recuperar la confianza de sus proveedores. “Fue un momento muy estresante… y realmente me arrepiento hoy de que eso sucediera”, admitió Siegl. Esa experiencia marcó su trayectoria y lo llevó a advertir constantemente a otros emprendedores sobre la importancia de la planificación financiera.
“Siempre hablo de asegurarse de que nunca entres en lo que se llama una posición negativa de dinero… Si tienes una empresa, debes conocer los principios básicos de rentabilidad. ¿Cómo se genera una ganancia? ¿Cuánto deben costar los componentes de tu producto en relación con su precio de venta? Muchos emprendedores no saben responder preguntas esenciales sobre su modelo financiero”, explica.
El emprendimiento no solo trae desafíos financieros, sino también emocionales. “Las personas que no son muy informadas sobre lo que es ser un emprendedor dirán: ‘Bueno, debes mantener un balance entre la vida y el trabajo’. En la práctica, los emprendedores realmente no pueden hacer eso. Es imposible, hay demasiado en juego”, advierte Siegl.
En su experiencia, la clave para manejar el estrés no está en intentar separar lo laboral de lo personal —porque, en los primeros años, eso es casi imposible— sino en cuidar la salud física y mental. “Puedes hacer cosas como dormir bien o hacer ejercicio”. Sin embargo, reconoce que hay momentos en los que los niveles de estrés pueden ir a extremos. ”En mi caso, hubo un periodo en el que busqué ayuda de un psicólogo porque estaba teniendo problemas para mantenerme estable. Y eso es algo que realmente recomiendo”.
Un paso al costado
Después de una década al frente de Starbucks, Siegl tomó una decisión difícil: salir de la empresa. “Después de 10 años en Starbucks, sabía quién era. Y la respuesta era que era un tipo de startups”.
Siegl no solo fue cofundador, sino también un impulsor de nuevas ideas dentro de la empresa. Propuso y desarrolló divisiones de negocio que iban más allá de la venta de granos de café, como la comercialización a restaurantes y la apertura de tostadores independientes. Aunque muchas de estas iniciativas fueron rentables, sus socios consideraban que no eran tan estratégicas como el negocio principal: vender café al consumidor final.
A diferencia de su socio Jerry Baldwin, quien tenía la capacidad de dirigir una corporación más grande, Siegl entendió que su talento estaba en la etapa inicial de los negocios.
Él y sus socios tuvieron una reunión en la que concluyeron que Starbucks debía enfocarse en su negocio principal —vender café tostado— y no en nuevas divisiones. “Dije: ‘Lo entiendo, y estoy de acuerdo’. Así que trabajamos en un acuerdo en el que mis compañeros compraron mi parte de la compañía y salí en 1981”.
Años después, sus socios también vendieron su participación en Starbucks. Con el tiempo, lo que comenzó como un pequeño negocio en Seattle pasó a convertirse en la empresa de café más grande del mundo.
Tras dejar Starbucks, Siegl no tardó en embarcarse en nuevos proyectos. “La mayoría de los emprendedores que venden su empresa inician otra en menos de un año. Es parte de nuestra naturaleza”, comenta. Él mismo siguió ese camino. Fundó y dirigió varias compañías más, acumulando experiencias que enriquecieron su perspectiva sobre el emprendimiento.
Además de su labor empresarial, ha dedicado gran parte de su tiempo a compartir sus aprendizajes. Desde 2013, ha sido conferencista en eventos de negocios, ha dado charlas para empresas como IBM y ha participado en encuentros virtuales con audiencias de más de 10,000 personas.
Siegl reconoce que los primeros 10 años en Starbucks fueron una gran escuela, donde aprendió de sus compañeros, de la experiencia, de los clientes y de la competencia. Observó sus estrategias y extrajo lecciones valiosas. Sin embargo, señala que su verdadero “doctorado en startups” ocurrió en la última década, al conversar con cientos de emprendedores, tanto veteranos como novatos en su primera aventura.