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Revisión del T-MEC perfila nuevo choque en reglas de origen automotriz

Estados Unidos podría endurecer las reglas de origen para elevar el contenido regional hasta 85% e imponer nuevas condiciones laborales. Ambos temas volverán al centro de la discusión en septiembre.
lun 14 julio 2025 05:55 AM
¿Qué le espera al sector automotriz con la próxima revisión del T-MEC?
Estados Unidos recibe cerca del 80% de los vehículos que México exporta, lo que refuerza su influencia en la revisión del T-MEC.

A cinco años de su entrada en vigor, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) se enfrenta a su primera gran prueba. Aunque se le denomina formalmente como “revisión”, hay crecientes señales de que el proceso podría adquirir un tono mucho más duro y negociador, sobre todo por parte de Estados Unidos, en un entorno geopolítico cambiante y más proteccionista.

Uno de los sectores más observados en esta etapa será el automotriz. Desde el TLCAN hasta el T-MEC, esta industria ha sido considerada la “joya de la corona” del comercio norteamericano, y hoy vuelve a estar en el centro de la discusión por temas como las reglas de origen, el contenido regional y las nuevas exigencias tecnológicas.

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La urgencia de replantear las condiciones comerciales se agudizó luego de que el presidente Donald Trump anunciara una nueva escalada arancelaria contra México. A partir del 1 de agosto, se impondrá un arancel del 30% a todas las importaciones mexicanas —y también a las procedentes de la Unión Europea— tras el fracaso en alcanzar un acuerdo más amplio con sus principales socios comerciales. Si bien los productos que ingresan bajo el T-MEC están exentos, la medida ha generado incertidumbre en las cadenas de valor, especialmente en el sector automotriz, que depende de exportaciones fluidas.

“México me ha estado ayudando a asegurar la frontera, PERO lo que México ha hecho no es suficiente”, escribió Trump en una carta en la que justificó la imposición arancelaria, aludiendo a la introducción de drogas ilegales. Esta es la segunda alza en el año: en un primer momento, el arancel general había sido fijado en 25%. Para el sector automotriz, que envía alrededor del 80% de su producción a Estados Unidos, esta escalada refuerza el riesgo de que la revisión del T-MEC se transforme en una verdadera renegociación.

Un entorno menos trilateral y más unilateral

Las señales de alerta comenzaron a encenderse con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El giro hacia políticas comerciales más cerradas ha sembrado incertidumbre sobre la postura que adoptará Estados Unidos en la revisión, prevista para iniciar en septiembre.

“El entorno es cambiante, entonces esos temas los veníamos identificando, pero todavía no sabemos bien cómo vamos a llegar y en qué postura va a llegar Estados Unidos a la revisión”, explicó Odracir Barquera, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA). Según dijo, el gobierno estadounidense aún afina su estrategia arancelaria.

Un punto prioritario para la administración estadounidense ha sido la certificación de origen. Esto implica que los países deberán probar con mayor precisión que los productos que exportan fueron realmente fabricados dentro de la región, con un énfasis en componentes hechos en Estados Unidos.

En el sector automotriz, esta exigencia se traduce en presiones sobre el Valor de Contenido Regional (VCR). Bajo el TLCAN, se pedía un 62.5% de contenido regional para exportar automóviles libres de aranceles. Con el T-MEC, este umbral subió gradualmente hasta alcanzar 75% en 2025.

Pero la presión no termina ahí. Barquera advierte que podría haber nuevas solicitudes para incrementar aún más el VCR, especialmente ahora que los vehículos eléctricos y tecnologías limpias están ganando terreno.

Esta evolución tecnológica representa un desafío adicional para México, que aún no produce baterías de litio, uno de los componentes esenciales para que un vehículo eléctrico cumpla con el contenido regional requerido. Esto pone al país en desventaja frente a sus socios.

“Una vez que se consideren las nuevas tecnologías, dar una gradualidad en las reglas de origen, como por ejemplo no subir las reglas de origen, el no tener exigencias unilaterales como algunas certificaciones que se están pidiendo, para la exportación de los vehículos, y también el cumplimiento del panel de las reglas de origen”, sostuvo Barquera.

Desde la Agencia Nacional de Proveedores del Sector Automotriz (Anapsa), ya se anticipan exigencias adicionales. “La expectativa es que ya no sea una revisión como la planeada en el tratado, porque vemos a un presidente de Estados Unidos que habla más de una negociación unilateral que trilateral o bilateral”, señaló Alberto Bustamante, director de Anapsa.

Bustamante incluso advierte que el VCR podría aumentar hasta 85% y que, por primera vez, se introduzca un concepto nuevo: el Valor de Contenido Estadounidense. Es decir, no solo contar con contenido regional, sino específicamente hecho en Estados Unidos.

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Condiciones laborales, en la mira

Además del VCR, el tema laboral será otro eje clave de la revisión. El Capítulo 23 del T-MEC puso énfasis en la libertad sindical, la negociación colectiva y la eliminación del trabajo forzoso, comprometiendo a los tres países a elevar los estándares laborales.

México firmó compromisos adicionales bajo el Anexo 23-A, donde aceptó fortalecer su legislación laboral, en especial en materia de libertad sindical, algo que no existía en el TLCAN. Esta disposición ha sido activamente utilizada por Estados Unidos en estos años.

La primera vez que se activó un Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida fue en 2021, por una queja sobre negación de derechos laborales en una planta de General Motors en Silao, Guanajuato. Desde entonces, más de 30 solicitudes han sido procesadas, la mayoría en el sector automotriz.

Esto ha puesto presión sobre México para demostrar avances en condiciones laborales. Muchas de las quejas se han enfocado en la libertad de asociación y en prácticas sindicales poco transparentes.

Para Willebaldo Gómez, doctor en economía y especialista en temas laborales, la postura de Estados Unidos en esta materia aún no está del todo clara, pero es casi seguro que insistirá en establecer condiciones más parejas de remuneración y de derechos laborales entre los tres países.

“Sí hay espacio para que el tema laboral sea preponderante, pero cómo se va a llegar, esa es la gran incógnita. Para mí, lo que se estaría planteando, es establecer condiciones de remuneración que se cumplan y las condiciones laborales esenciales, es decir, que haya un piso parejo para los tres países”, advierte Gómez.

Estos elementos configuran un escenario complejo para México, que deberá prepararse no solo para defender sus actuales condiciones comerciales, sino también para adaptarse a una posible renegociación de fondo que exceda lo previsto en la revisión quinquenal del acuerdo.

Los expertos consultados coinciden en que el desafío será mantener el equilibrio entre la integración regional —clave para industrias como la automotriz— y las exigencias crecientes de su principal socio comercial, que podrían poner en jaque la competitividad de sectores estratégicos.

Aunque todavía no se conocen todos los puntos de la agenda que Estados Unidos llevará a la mesa, tanto empresas como autoridades mexicanas se preparan para un proceso más largo y complejo de lo esperado. La revisión del T-MEC podría ser, en los hechos, una nueva ronda de negociaciones.

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