Cuando una empresa emite deuda, cada año paga una tasa de interés -llamada cupón- a quien le prestó (a los inversionistas). Dependiendo de su estatus financiero y los riesgos que tenga la empresa es la calificación sobre esa deuda. Si la calificación baja es porque hay mayor riesgo y entonces la tasa de sus bonos subirá.
La tasa se mueve de manera inversa al precio: si sube, el precio que pagan los inversionistas por comprar ese bono baja. Es decir, el inversionista compra un bono barato, por el que le pagarán una tasa de interés alta, pero con el riesgo de que no le paguen.
Así que la tasa aumenta porque la empresa debe pagar un premio mayor a los inversionistas para que estos quieran comprar sus bonos, explica Guillermo Delgado, director de Operaciones de Black Wallstreet Capital México (BWC), firma de asesoría en inversiones.
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Ayer, Fitch redujo la nota de Pemex de BBB- a BB+, lo que pone a la compañía fuera de la zona conocida como de grado de inversión y dentro del área de los bonos basura. Además, la agencia mantuvo la perspectiva negativa sobre las calificaciones.
“Un cambio de calificación es algo dramático, sobre todo si pasa de ser una empresa relativamente estable, económicamente hablando, a una firma de alto riesgo, con bonos basura. Lo que quiere decir que la empresa tiene números suficientemente malos para pensar que no va a poder solventar el pago de sus deudas”, dice Delgado.