Un inversionista convencido de que las acciones de una empresa van a caer quiere vender. Pero tiene un problema: no cuenta con títulos de esa compañía. El mercado bursátil de capitales le permite, sin embargo, hacer la operación... y tal vez, ganar con ella.
Nuestro inversionista puede vender, por ejemplo, 100 acciones, que alguien le presta, a 10 pesos. Si la acción cayera a 8 pesos, el inversionista compraría de nuevo las 100 acciones, se las regresaría a quien se las prestó y se quedaría con el diferencial, que, en este caso, es de 2 pesos. Es la inversión en corto, otra forma menos común que la inversión en largo, pero que representa la mejor oportunidad en un mercado con tendencia a la baja.