Los gobiernos de México, Perú, Colombia, Costa Rica y República Dominicana están planeando ventas o trabajando para establecer el marco para emitir este año, según Sean Kidney, director ejecutivo de Climate Bonds Initiative, una organización sin fines de lucro con sede en Londres que promueve el uso de la deuda.
“Veremos una buena cantidad de acción”, dijo Kidney en una entrevista en Bogotá. “La demanda está ahí. Los inversionistas y los fondos de pensiones están muy conscientes del cambio climático. El bono verde es un algo parecido a vender helados en un día caluroso”.
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Si bien todavía hay mucha confusión acerca de lo que en realidad es “verde” cuando se trata de bonos, los administradores globales de dinero están teniendo cada vez más en cuenta la sostenibilidad al invertir. Además, los defensores dicen que, si un prestatario está usando dinero para un proyecto sostenible, es probable que sea una apuesta más segura.
Si bien el mercado de bonos verdes se ha disparado a nivel mundial, América Latina ha quedado rezagada, al representar apenas el 2% de los 205,000 millones de dólares récord vendidos el año pasado, según datos compilados por Bloomberg. Sin embargo, hay signos de que la situación está cambiando. Kidney estima que la emisión de bonos verdes de la región podría llegar a 6,000 millones de dólares este año, mientras que el Banco Interamericano de Desarrollo pronostica que las ventas podrían sumar 7,000 millones de dólares, la mayor cantidad desde un récord de 7,400 millones de dólares en 2017.