En marzo, los mercados accionarios tuvieron uno de sus peores meses en décadas y aunque los principales índices tanto de Estados Unidos como de Europa ya han recuperado gran parte de lo perdido -con el Nasdaq incluso registrando máximos récord-, los índices de mercados emergentes continúan castigados, lo que los vuelve “baratos” a ojos de los inversionistas.
El nivel de los índices de mercados emergentes se debe en parte a que dependen de las materias primas (commodities), que también han tenido meses difíciles, pues con la caída de la demanda -ante el freno de la actividad económica- los precios disminuyen. “Cuando uno ve el precio de los commodities la correlación con los índices emergentes siempre es muy alta, especialmente el oro y el petróleo”, comentó Jorge A. Martínez-González, director del Think Tank Financiero de EGADE Business School.
En los primeros tres meses del año, el precio del petróleo Brent (un referencial del mercado) cayó 65.5%, debido a un exceso de oferta y una baja en la demanda por el coronavirus. “Los mercados energéticos se ven afectados por las persistentes preocupaciones mundiales por el virus que comienzan a eclipsar el impulso de reapertura. Sin embargo, los precios del petróleo parecen destinados a una fase de consolidación”, señaló Edward Moya, analista de OANDA.
A finales de abril, los principales países productores acordaron disminuir su producción para impulsar el precio. Los esfuerzos dieron frutos, desde mayo el precio del barril ha subido 69%. Analistas de JP Morgan señalan que el petróleo está en la parte baja de un ciclo que para 2025 llevará el precio del Brent a 190 dólares por barril, un alza de 342%. “Al subir el petróleo hay también buenas perspectivas para el índice de mercados emergentes”, dijo Martínez-González.