Aunque el nivel queda lejos de los más de 200 puntos que tocaron los CDS hace un año, cuando todos los mercados se sacudieron con el inicio de la pandemia, los inversionistas sumaron a su lista de inquietudes la cantidad de recursos que el gobierno necesitará para reactivar a la petrolera, que carga una una deuda de más de 110,000 millones de dólares, en medio de una recuperación económica que se proyecta lenta.
“Estas constantes ayudas a Pemex y el pago de la deuda sí generan presión”, dice Gabriela Siller, directora de análisis económico y financiero de Banco Base. “Este (descuento de riesgo en los bonos) ha sido paulatino viendo que el gobierno federal ha estado apoyado a Pemex de distintas maneras”.
Al inicio de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador se comprometió a rescatar a Pemex. Desde entonces, los alivios fiscales y capitalizaciones para la petrolera se han apilado. El último plan: pagar la deuda de Pemex que asciende a 113,200 millones de dólares para conseguir una reducción de 6,412 millones de dólares y otorgar un alivio fiscal por 3,540 millones de dólares este año
El esfuerzo por darle liquidez a Pemex tiene como objetivo ayudar a los ingresos del gobierno, que en parte dependen de la producción petrolera de la estatal. Para Marco Oviedo, economista en jefe de banco de inversión Barclays para América Latina, las presiones por este rescate no se verían de manera inmediata, ni siquiera en un recorte en la calificación, pero depende del tiempo que el gobierno necesite para pagar la deuda y que Pemex demuestre ser viable.