Analistas de UBS han señalado que es poco probable que se apruebe la iniciativa de reforma energética. Sin embargo, si se aprueba, se espera que tenga un impacto negativo en el peso.
“Hay mucho miedo sobre la economía mexicana por todas las iniciativas y cambio de leyes que se han dado y pega al tipo de cambio y se genera una mayor volatilidad”, dice Siller.
Este temor ha llevado a muchos a buscar refugio en el dólar y en los certificados bursátiles del Tesoro, cuyo rendimiento, en el caso del bono a 10 años, se elevó a 1.6% dejando atrás el nivel por debajo del 1% que registró la mayor parte del 2020 y a inicios de este año.
La volatilidad y especulación parece no terminar tan pronto. Hace unos días, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed, por sus siglas en inglés), cambió el script al decir que la inflación estará más tiempo de lo pensado inicialmente fuera del objetivo, luego de que por meses hubiera insistido en que el alza generalizada en los precios de bienes y servicios era algo pasajero.
El banquero central estimó que estos niveles fuera de rango permanecerán “lo más probable a lo largo del año entrante”, aunque descartó una subida de tasas.
Sin embargo, esto no calma a los mercados. Los cuellos de botella en las cadenas de suministro afectan a los precios de los commodities a la alza, y los inventarios y reservas de bienes de los negocios se agotan, debido a la creciente demanda una vez que la economía global encendió sus motores tras permanecer apagados en 2020 por la pandemia.
Para James Beaumont y Nuno Teixeira, gestores de portafolios de la administradora de activos Natixis IM, el aumento generalizado en los precios intensifica el debate sobre cuán rápida será la disminución de la Fed en su compra de activos. Hasta ahora, el resultado de estas preocupaciones tiene un ganador: el dólar. “Los temores inflacionarios y una Fed más agresiva ha conducido a la fortaleza del dólar”, dijeron los expertos en un reporte.