¿Por qué los países están emitiendo más bonos verdes?
Uno de los incentivos para que más países busquen confeccionar este tipo de instrumentos en lugar del mercado tradicional de deuda, en parte, reside en un menor costo en el pago de la deuda.
En el mercado de deuda tradicional, el “premio” solicitado por los inversionistas suele ser mayor al de un bono que busca financiar proyectos para combatir el cambio climático y que tiene características similares al convencional. En contraste, los inversionistas están dispuestos a pagar un mayor precio por un bono ESG.
Por ejemplo, la tasa de interés del bono verde de Colombia lanzado apenas el mes pasado se ubicó en 7.88% a 10 años, la cual está 15 puntos base por debajo de la tasa del bono convencional por el mismo lapso. Esta diferencia es conocida con el anglicismo greenium.
En un mercado que tiene una sobredemanda, como en el de bonos ESG, los inversionistas están dispuestos a pagar un poco más por una menor sensibilidad al cambio en el rendimiento, explicó Esteban Polidura, director de asesoría para las Américas del banco de inversión suizo Julius Baer.
Pero a decir de los especialistas este incentivo no es el único que explica la magnitud de la “ola verde” de bonos soberanos que vemos este año. También cobra relevancia la presión que ejercen accionistas, intermediarios financieros, inversionistas, consumidores, entidades supranacionales y reguladores para combatir el cambio climático. “Es poco popular hoy en día no subirse a este tren de la sustentabilidad en este movimiento que es global”, dijo Polidura. “En particular cuando hay metas muy claras para lograr la descarbonización del medio ambiente”.
Los gestores de activos, bancos de inversión y entidades financieras lo dejaron claro en Glasgow. La Alianza Financiera de Glasgow para las Cero Emisiones, con 130 billones de dólares a su disposición, se comprometieron a poner el dinero para lograr la neutralidad de carbono en 2050, mismo objetivo que estableció la Unión Europea y Estados Unidos, uno de los principales contaminadores junto con China.
Para lograr estos objetivos es necesario recaudar todo el capital posible. De enero a septiembre de 2021, los bonos medioambientales, sociales, sostenibles y ligados a la sostenibilidad acumularon 775,000 mdd, de acuerdo con cifras de Moody’s ESG Solutions. Con esa cifra que es casi el doble de lo registrado en el mismo periodo de 2020, la unidad de negocios de Moody’s Corporation estima que al cierre de este año, la recaudación ascenderá a un billón de dólares. En total, las inversiones sostenibles que se agrupan en diversos tipos de instrumentos financieros, acumulan 35 billones de dólares, apenas un tercio de los activos gestionados en países desarrollados, de acuerdo con cifras de Global Sustainable Investment Alliance.
El camino aún es largo. Según el plan que ha trazado la coalición financiera co-presidida por Mark Carney, se requiere de una inversión de 125 billones de dólares para 2030, para evitar los “peores impactos físicos del cambio climático y situando al mundo en una senda de cero neto para 2050”.