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Los países inundan el mercado de bonos sustentables

De enero a septiembre de 2021, los bonos medioambientales, sociales, sostenibles y ligados a la sostenibilidad acumularon 775,000 mdd, de acuerdo con Moody’s ESG Solutions.
vie 12 noviembre 2021 05:01 AM
iconos de tecnologías sustentables alrededor de un mapa del mundo.
Más de 20 países han emitiddo bonos ESG.

La llave de los bonos sustentables soberanos está abierta a tope. En noviembre, la Comisión Europea -una entidad supranacional, pero agrupada con los bonos soberanos- emitió casi 14,000 millones de dólares (mdd) en un bono sostenible, convirtiéndose en la emisión más grande en su tipo. No será la única.

El entusiasmo en las inversiones con factores medioambientales, sociales y de gobernanza (conocidos bajo las siglas ASG o ESG) contrastan con la división de los países en su objetivo para combatir el cambio climático y la desilusión de algunos de los países firmantes del Acuerdo de París al no lograr un acuerdo para poner punto final a la era del carbono y subsidio a los combustibles fósiles, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la COP26, en Glasgow.

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Fue en esa misma latitud de dónde salió el segundo bono sostenible más grande. En octubre pasado, Reino Unido sorprendió a los inversionistas con un bono verde por 13,600 mdd.

Con sumas nunca antes vistas, los inversionistas se lanzaron al mercado para integrar la marca ESG en sus portafolios. Tanto en el caso de la Comisión Europea como el de Reino Unido, la demanda para adquirir esta deuda con notas AAA y AA fue entre 11 y 10 veces mayor al registrado.

Pero no son los únicos. Otros países como Colombia, Alemania, Chile y 19 naciones más han inundado el mercado con bonos esg soberanos que superan los 150,000 mdd, los cuales teóricamente se destinarán para financiar proyectos sostenibles, marcando así un nuevo récord en el mercado de deuda sostenible, de acuerdo con cifras recopiladas por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Tan sólo en el tercer trimestre de 2021, la organización internacional Climate Bonds Initiative contabilizó la emisión de seis nuevos bonos verdes o sostenibles y tres países que regresaron al mercado.

“Hay apetito por la financiación verde”, dijo Karim Zouhdi, secretario ejecutivo de la organización International Association for Sustainable Economy. “Hay una transición entre economías que tienen una alta huella de carbono a una mucho más sostenible con la finalidad de cumplir los objetivos del Acuerdo de París. Esto nunca antes se había visto”.

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¿Por qué los países están emitiendo más bonos verdes?

Uno de los incentivos para que más países busquen confeccionar este tipo de instrumentos en lugar del mercado tradicional de deuda, en parte, reside en un menor costo en el pago de la deuda.

En el mercado de deuda tradicional, el “premio” solicitado por los inversionistas suele ser mayor al de un bono que busca financiar proyectos para combatir el cambio climático y que tiene características similares al convencional. En contraste, los inversionistas están dispuestos a pagar un mayor precio por un bono ESG.

Por ejemplo, la tasa de interés del bono verde de Colombia lanzado apenas el mes pasado se ubicó en 7.88% a 10 años, la cual está 15 puntos base por debajo de la tasa del bono convencional por el mismo lapso. Esta diferencia es conocida con el anglicismo greenium.

En un mercado que tiene una sobredemanda, como en el de bonos ESG, los inversionistas están dispuestos a pagar un poco más por una menor sensibilidad al cambio en el rendimiento, explicó Esteban Polidura, director de asesoría para las Américas del banco de inversión suizo Julius Baer.

Pero a decir de los especialistas este incentivo no es el único que explica la magnitud de la “ola verde” de bonos soberanos que vemos este año. También cobra relevancia la presión que ejercen accionistas, intermediarios financieros, inversionistas, consumidores, entidades supranacionales y reguladores para combatir el cambio climático. “Es poco popular hoy en día no subirse a este tren de la sustentabilidad en este movimiento que es global”, dijo Polidura. “En particular cuando hay metas muy claras para lograr la descarbonización del medio ambiente”.

Los gestores de activos, bancos de inversión y entidades financieras lo dejaron claro en Glasgow. La Alianza Financiera de Glasgow para las Cero Emisiones, con 130 billones de dólares a su disposición, se comprometieron a poner el dinero para lograr la neutralidad de carbono en 2050, mismo objetivo que estableció la Unión Europea y Estados Unidos, uno de los principales contaminadores junto con China.

Para lograr estos objetivos es necesario recaudar todo el capital posible. De enero a septiembre de 2021, los bonos medioambientales, sociales, sostenibles y ligados a la sostenibilidad acumularon 775,000 mdd, de acuerdo con cifras de Moody’s ESG Solutions. Con esa cifra que es casi el doble de lo registrado en el mismo periodo de 2020, la unidad de negocios de Moody’s Corporation estima que al cierre de este año, la recaudación ascenderá a un billón de dólares. En total, las inversiones sostenibles que se agrupan en diversos tipos de instrumentos financieros, acumulan 35 billones de dólares, apenas un tercio de los activos gestionados en países desarrollados, de acuerdo con cifras de Global Sustainable Investment Alliance.

El camino aún es largo. Según el plan que ha trazado la coalición financiera co-presidida por Mark Carney, se requiere de una inversión de 125 billones de dólares para 2030, para evitar los “peores impactos físicos del cambio climático y situando al mundo en una senda de cero neto para 2050”.

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Greenwashing, el gran reto

A la alta demanda por consumir cualquier producto financiero ESG se suma el obstáculo de los abusos de quienes buscan pintar un poco de verde un activo o acción con el fin de recaudar recursos a un menor costo. “Muchos que quieren capturar todos estos beneficios, visten al papel, ya sea una acción o un bono, de tal forma que aparentaría ser verde”, señaló Polidura.

Estos abusos no son ajenos en el creciente mercado de bonos soberanos sostenibles. Con una falta de homogeneidad en los parámetros para calificar los instrumentos sostenibles, también surgen dudas sobre el destino final de los recursos y lo que se clasifica como “verde”. Esto ha detonado debates y descontentos entre los ecologistas y gobiernos. Tal es el caso de Francia. Este país ha impulsado que el gas y la energía nuclear sean incluidas como fuentes de energía para la lucha del cambio climático en la taxonomía que prepara la Comisión Europea para redirigir las inversiones hacia proyectos sostenibles.

De igual manera sucede en México. El gobierno mexicano pareciera que intenta compensar su inversión en refinerías y extracción de combustibles fósiles a través de bonos ligados a la sostenibilidad para financiar proyectos sociales y de reforestación. En estos dos años, ha lanzado dos bonos ligados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas recaudando en conjunto hasta 2,290 mdd a tasas históricamente bajas que rondan entre 1% y 2.25%.

La organización Climate Action Network lo deja claro: “por mucho que lo intenten las empresas de combustibles fósiles y los países, no pueden compensar su camino hacia la meta de 1.5 centígrados. La forma más segura de evitar niveles de calentamiento verdaderamente catastróficos es reducir las emisiones en su origen, de acuerdo con la ciencia y la equidad, deteniendo inmediatamente la expansión del petróleo, el gas y el carbón, eliminando gradualmente su producción y consumo”.

Claro que los países en vías de desarrollo también dependen del financiamiento de los países más ricos y que más contaminan, para acelerar la inversión en energías renovables sin sacrificar el modesto crecimiento económico que han logrado algunas de estas naciones. Como parte del Acuerdo de París en 2015, las naciones más ricas habían comprometido 100,000 millones de dólares anuales para dicho fin a partir de 2020. La promesa nunca se cumplió y ahora, en Glasgow, el tema está en la mesa de negociación.

Dejando las negociaciones políticas a un lado, el mercado financiero busca la manera de transparentar y delimitar el concepto de bonos verdes. Uno de los más relevantes son los Principios de los Bonos Verdes elaborados por la International Capital Market Association.

“Se hicieron barbaridades en el pasado (...) pero al final va haber convergencia aunque a diferentes velocidades”, dijo Zouhdi.

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