Muchas compañías auguraban el día del juicio final para las startups justo cuando las restricciones más severas por la pandemia por COVID-19 golpeaban a la economía global. Los datos nublaban el optimismo. En los últimos tres meses de 2020, los financiamientos para las financieras tecnológicas bajó 45% con respecto al mismo periodo del año previo, de acuerdo con datos de CB Insights. Pero el panorama dio un giro de 180 grados tan pronto la llave del dinero se prendió y el apetito por el riesgo se abrió entre los inversionistas. Así, en 2021, la inversión en venture capital en América Latina amasó un récord de poco más de 15,000 millones de dólares, tres veces más de la marca histórica registrada en 2019, de acuerdo con datos de la Asociación Latinoamericana de Capital de Riesgo y Capital Privado.
Ahora, el venture capital enfrenta un nuevo reto: mantener el apetito de los inversionistas en países emergentes sin estímulos monetarios, con un costo del dinero más caro, inflación fuera de rango y turbulencia política. Pero para algunos especialistas, la oportunidad en venture capital es clara, a pesar de la volatilidad.