Pero los rendimientos de los bonos que vencen en el corto plazo han acelerado su subida, recortando la diferencia con los bonos con vigencia a 10 años, a esto se le conoce como ‘aplanamiento de la curva’. Los analistas económicos suelen tomar este fenómeno como un termómetro de las recesiones, motivo por el cuál algunos creen que Estados Unidos se enfila hacia una recesión.
“El aplanamiento o inversión de la curva de rendimiento del Tesoro indica que el mercado espera que el endurecimiento de la Reserva Federal (con un alza de tasas que desincentiva el consumo) ralentice el crecimiento y reduzca la inflación en el largo plazo”, señaló Kathy Jones, jefa de la estrategia de renta fija del centro de investigación de la firma financiera Charles Schwab.
Al cierre del 22 de marzo, el rendimiento del bono estadounidense a 10 años, que guarda una proporción inversa con el precio, subió a 2.38%. En la misma jornada bursátil, el Treasury a 2 años, que es la más sensible a cambios en la política monetaria, marcó un yield de 2.17%, acercándose al rendimiento de los bonos de largo plazo. De hecho, el diferencial entre estos yields se ha recortado de 161 puntos base al inicio de 2022 hasta apenas 67 puntos base.
Sin embargo, la curva aún no se invierte, y para algunos economistas, el aplanamiento es reflejo de lo restrictiva que será la política monetaria de la Reserva Federal. Para Gabriela Siller, directora de análisis financiero y económico de Banco Base, este aplanamiento “implica una normalización agresiva” para Estados Unidos. No está del todo lejos de lo que Powell evidenció de las expectativas del propio mercado. “Me apresuro a añadir que nadie espera que el aterrizaje suave sea sencillo en el contexto actual… muy pocas cosas son sencillas en el contexto actual”, dijo Powell. Incluso, el mismo funcionario no dejó de lado la posibilidad de un incremento de tasas por encima de los 25 puntos base.
Banxico en aprietos
Esta postura más restrictiva de la Reserva Federal hace eco dentro del Banco de México, y otros bancos centrales de mercados emergentes, pues se ve presionado a elevar la tasa de interés para que los bonos tengan mayor atractivo para los inversionistas, que usualmente buscan ganar con el diferencial de tasas, en algo conocido como el “carry trade”. En términos generales, los inversionistas piden prestado en los mercados con tasas cercanas a cero para inyectar el capital en bonos con mayor rendimiento y sacar provecho de ese diferencial.
En México, la tasa de interés se elevó a 6% en la última decisión tomada por la junta de gobierno de Banco de México (Banxico) en febrero pasado. Pero el mercado de los swaps refleja expectativas más altas fijando la tasa en un 8.85% anual, de acuerdo con datos del banco central al 22 de marzo.
“Las tasas rápidamente van a alcanzar, en el caso de México, su nivel máximo histórico desde 2001”, advierte Siller.